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Las dos holandesas y la tabla voladora no identificada

- noviembre 12, 2022 - Comenta
sopelana

Un baño no siempre sale como uno espera, o como uno quiere. Son los imponderables del surfing.


El sol se dirigía lentamente hacia el horizonte mientras conducía nervioso camino de la playa.


Sabía que había baño, me lo habían chivado por whastsapp, y que siendo viernes la gente iba a tener el mismo plan que yo. Quería adelantarme.


Tuve suerte. Cuando llegué al aparcamiento de la playa tan solo tuve que dar un par de vueltas para conseguir aparcar el coche en una estrecha plaza. Salí de refilón dandole un pequeño golpe a la puerta del coche de matrícula extranjera que estaba a mi lado. 


Abrí el capó y comencé a darle la vuelta al traje de surf. Todavía húmedo, me recordó que el día anterior también me pegué baño, uno bastante malo pese a que las olas no estuvieron mal. Tenía que resarcirme.


No miré cómo estaba el mar. Sabía que iba a entrar sí o sí. Tenía libre la mitad de la tarde y sabía que si me ponía a mirar se me iba a ir un tiempo precioso que podía invertir en pillar olas. Y es que además el sol estaba cayendo. ¡Maldito cambio de hora!


Me subí el traje hasta la cintura, saqué ansioso ya la tabla de la funda y le comencé a aplicar en círculos otra capa de parafina a la tabla, mientras algún conocido de la playa, de esos a los que saludas sin saber su nombre, pasaba dando botecitos ansiosos hacia el agua. "Se está llenando", pensé.


La tabla ya tenía suficiente parafa. Cerré el coche, me subí el traje y eché a andar. A medio camino me paré un instante al darme cuenta que se me había olvidado, otra vez, ponerme crema de sol. No iba a volver solo por eso.


Dejé la tabla en la orilla. Mientras calentaba haciendo unos molinillos con los brazos intentaba decidir dónde entrar.


Un par de salitos en unas espumas con la tabla en mis manos y ya estaba remando hacia el pico.


Pronto me dí cuenta que estaba peleándome por olas malas con gente a la que doblaba la edad, en medio de la corriente, que no paraba de remar, y que no me lo estaba pasando bien.


Decidí cambiar de aires. Remando mansamente  me dirigí sin destino. Mi nuevo plan era buscar un lugar más tranquilo, ponerme algo más abajo, y no parar de pillar olas.


Después de descartar un par de sitios llegué a un lugar que me gustó. Tan solo había un puñado de corchopanes flotando mansamente y otros pocos surfistas tan perdidos como yo.


Eran dos holandesas. Las dos rubias que no paraban de hablar, como sí estuvieran sentadas plácidamente en una cafetería de Amsterdam. Vestían dos trajes de surf oscuros con ribetes tribales estilo Roxy.


Mientras estaba esperando a que llegara la serie no pude evitarme en detenerme en los enormes pechos de la chica de la derecha. Grandes y aplastados por la presión del traje de surf, rebosaban hacia los lados como si se hubiera puesto un flotador y este se le hubiera subido hasta los sobacos.


La llegada de una serie me hizo volver a enfocarme en lo que había venido a hacer. Como esperaba, no consiguieron pillar la primera. Esta era para mí. Corrí un poco la ola, intenté un giro, y me caí.


Recogí mi tabla y empecé a remar. En ese momento me di cuenta que la siguiente ola, más grande que la anterior, la estaban remando todos los presentes. Las dos holandesas, otro más con un corchopan e incluso dos corcheros que habían llegado de la nada. Mientras intentaba esquivar a las chicas tirándome a la derecha ví como otro corchopan no identificado clavaba toda la punta en la espuma justo frente a mi, haciendo que la tabla volara por los aires sin control.


Un "sorry" bien pronunciado y la cara de susto del propietario de la tabla fue suficiente para no pedir ningún tipo de explicación, pero sí para preguntarme qué estaba haciendo allí.


Las olas eran malas y pequeñas, y el agua estaba abarrotado de surfistas. Fue entonces cuando me dí cuenta que lo que tenía que hacer era disfrutar del rojizo y espectacular atardecer que se me había ofrecido, de la fortuna de estar allí para contemplarlo, y claro, del recuerdo de pechos de la holandesa.


Llegó la primavera

- marzo 21, 2022 - Comenta
sopelana bien
Ayer por fin comenzó la primavera y lo hizo con bonitas olas de entre medio metro y tres cuartos, sol, algo de calor, y viento del sur, mucho viento del sur.

Mientras el viento no era demasiado fuerte pudimos disfrutar de un buen baño, con olas que abrían bastante bien y no demasiada gente para ser domingo.

El agua ha calentado un poquito, un grado nada más, algo inapreciable pero que da un pequeña esperanza de que nos podamos desprender de los gruesos trajes de surf dentro de poco.

Lo cierto es que este invierno se ha hecho largo pese a que ha habido bastantes ocasiones para pegarse buenos baños. El frío del agua, la lluvia... No sé si será la edad o que mi traje tiene tres años.

Es curioso, porque si en invierno no hemos parado de ver cómo llegaba marejada tras marejada, olas desfasadas por todos lados, ha sido llegar la primavera y ver cómo los próximos diez días tendremos surfing en las playas más abiertas al mar.

Hoy y mañana tendremos olas de tres cuartos, quizá un metrito durante el lunes a la mañana, siempre acompañados de vientos del sureste que a ratos puede molestar.

Abre al público el Alaïa Bay, el primer Wavegarden construido en un país sin mar

- abril 30, 2021 - Comenta
The first Wavegarden in a landlocked country opens May 1 in the Swiss Alps by Alaïa Group
Alaïa Bay, en Sion, Valais, es el cuarto parque de surf desarrollado en dos años con la tecnología Wavegarden Cove.

Por primera vez en la historia de Europa Continental, ya es posible surfear en los Alpes Suizos los 365 días del año, gracias al complejo de surf que el Grupo Alaïa ha desarrollado con la tecnología Wavegarden Cove, en Sion, a menos de 1 hora de Lausana. El objetivo de su fundador, Adam Bonvin, un joven empresario de tan solo 25 años, es acercar este deporte, divertido y saludable, y el estilo de vida de la playa, a los amantes del surf y familias suizas. Asimismo, el proyecto ofrece a los profesionales del surf un espacio de entrenamiento y a las empresas un lugar para desarrollar eventos corporativos alternativos. El éxito de la preventa ha sido arrollador, un claro reflejo de que en estos tiempos tan complicados las alternativas de ocio en el exterior son una opción muy deseada.

Alaïa Bay es un proyecto de especial relevancia para Wavegarden porque cumple con su propósito de acercar el surf a aquellos lugares en los que no hay mar. Wavegarden, es una ingeniería vasca líder en el sector de los parques de surf que cuenta con cinco instalaciones abiertas en cuatro continentes. Su tecnología, Wavegarden Cove, ofrece al mercado la mayor variedad de olas y capacidad de usuarios, con el menor consumo energético y de agua. La compañía tiene un potencial de crecimiento altísimo en este sector emergente, ya que actualmente tiene 44 proyectos en marcha alrededor de todo el mundo. Asimismo, la empresa cuenta con experiencia internacional de éxito demostrable en el diseño, construcción, mantenimiento y puesta en marcha de este tipo de proyectos, y es en la actualidad la compañía con mayor número de instalaciones de surf abiertas al público en el mundo.

wavegarden 06 Hans odriozola credit Wavegarden Alaia Bay


Tal y como explicaba Bonvin en la rueda de prensa, tras investigar diferentes opciones se decantó por Wavegarden porque además de ser una tecnología europea, era también “el sistema más eficiente y el que más energía ahorra” del mercado. Por otro lado, Josema Odriozola, Fundador y CEO de Wavegarden, apuntaba que había sido “un verdadero reto construir la laguna en un espacio más pequeño de lo habitual sin comprometer la calidad de las olas”, de hecho, haber conseguido este hito contribuye a “demostrar una vez más la versatilidad de nuestra tecnología”. Por otro lado, Fernando Odriozola, Chief Commercial Officer de Wavegarden, ha destacado en su última visita a Alaïa Bay que, “el proyecto desde el principio tenía una visión muy interesante, buscaba ampliar la oferta de ocio de la zona en las cuatro estaciones. La instalación ofrece una alternativa de ocio a los amantes de la nieve para que combinen su pasión por el esquí y el snowboard con el surf. Consideramos que podía ser la fórmula perfecta para un negocio rentable”. La laguna de surf Wavegarden Cove cuenta con el menú de olas más variado del mercado, ofreciendo hasta 20 tipos de olas diferentes diseñadas para surfistas de todas las edades y todos los niveles.

wavegarden 04 Kai Odriozola credit Wavegarden Alaia Bay


Alaïa Bay cuenta con una escuela de surf para que aquellas personas que no son expertas puedan iniciarse en este deporte o mejorar su técnica. En la escuela también se podrán alquilar tablas y trajes de surf de última generación. La instalación cuenta con una innovadora sala de secado de trajes de surf, para garantizar que todos los surfistas tengan una experiencia agradable.

La tienda de surf es la más grande de Suiza, cuenta con 300 m2, y alberga material de surf, ropa y accesorios de las mejores marcas del grupo Boardriders, como Quiksilver, Roxy, Billabong, RVCA, etc.Para los amantes de la personalización habrá una “Shaping Room” que ha tomado el nombre de “La Factory”, un taller en el que un artesano confeccionará tablas de surf a medida, únicas en el mundo.

Por último, para deleite de los paladares más exigentes y de los curiosos que quieran disfrutar del espectáculo, Alaïa Bay ha creado el restaurante “Twin Fin” que ofrecerá un menú que aúna la mejor gastronomía de los cinco continentes. El restaurante tiene 700m2. e incluye una enorme terraza de 400 m2, con vistas a la laguna.

Número de empleados60 empleados (20 instructores de surf).
Dimensiones de la laguna100 x 100 m. - 8.000 m2.
Litros de agua13.000 m3.
Número de olas1 ola cada 10 segundos
Capacidad de usuarios40 surfers/hora (20 en cada lado de la laguna).
Tamaño de las olas
  • 50 cm la más pequeña
  • 2 m la más grande
Tipos de ola20 olas diferentes para todo tipo de niveles, desde principiantes hasta
avanzado
  • Waikiki: olas pequeñas, suaves y lentas, perfectas para iniciarse
    en el surf.
  • Malibu: olas suaves que van ganando altura, perfectas para ir
    progresando y ganando confianza. Adecuadas también para
    practicar con el longboard
  • Giros: olas que varían en la verticalidad, tamaño y fuerza,
    perfectas para iniciarse y perfeccionar la técnica de gi
  • Tubos: olas dirigidas a expertos que quieren iniciarse o
    perfeccionar su técnica de tubos y entrenarse
  • Aéreos: olas dirigidas a expertos que quieren mejorar su técnica
    de aéreos y entrenarse
Longitud de ola100m
Consumo energético1 kWh por ola (equivalente al consumo que realiza un telesilla en una
hora).
wavegarden 06 Hans odriozola credit Wavegarden Alaia Bay
wavegarden 07 PC credit Wavegarden Alaia Bay
wavegarden 08 KauliVaast credit Wavegarden Alaia Bay
wavegarden 09 VincenteRomero credit Wavegarden AlaiaBay
wavegarden 10 MathildeGremaud credit Wavegarden AlaiaBay
wavegarden 11 Ala%25C3%25AFa Bay PressDay AdamBonvin%2526VincentVanLaethem
wavegarden 01 Perfect Waves at Alaia Bay credit Wavegarden
wavegarden 02 Perfect Waves at Alaia Bay credit Wavegarden
wavegarden 03 Maud le Car credit Wavegarden Alaia Bay
wavegarden 04 Kai Odriozola credit Wavegarden Alaia Bay


La historia del surf en el Itsasmuseum de Bilbao

- abril 15, 2021 - Comenta
itsasmuseum
El Museo Marítimo Vasco, Itsasmuseum, ha abierto un nuevo espacio dedicado a la historia del surf "dentro del proceso de mejora de la exposición permanente", que ha contado para su diseño con expertos en la materia.

Según ha informado Itsasmuseum en un comunicado, este proyecto "mejora de su exposición permanente" con un espacio "dedicado a la historia del surf, integrado en la zona de deportes y ocio, junto a la vela y el remo".

En la zona se exponen cuatro paneles explicativos sobre el origen del surf, su expansión, la entrada en Europa y así como la historia de su industria en Euskadi, "junto con algunos objetos representativos".

Entre ellos, destacan tres tablas de surf que representan tres momentos clave, un traje y una chaquetilla de surf de O'Neill, y un ejemplar de The Surf Riders of Hawaii, primer libro de surf de la historia.

Aunque diversas civilizaciones en la humanidad han utilizado embarcaciones para deslizarse por las olas, fueron los polinesios los primeros en entender el surf como una actividad "exclusivamente lúdica".

Itsamuseum asegura que fueron los tahitianos los que, en el siglo XII, llevaron el surf a Hawaii. Durante la segunda década del siglo XIX, el surf fue censurado por las misiones que colonizaron las islas porque se consideraba "una distracción para los nativos".

Sin embargo, en el siglo XX resurgió en la playa de Waikiki. En 1908 Alexander Hume Ford fundó el primer club de deporte acuático que incluyó el surf entre sus actividades e involucró al escritor estadounidense Jack London en la práctica del surf, "quien se apasiona y escribe el ensayo "Women's Home Companion".



ADos imágenes ilustran esta sección, un grabado con surfistas, extraído del libro Sandwich Island Surf Riders de William Ellis (1831) y una fotografía de un surfista hawaiano posando delante de su cabaña en 1890.

En el apartado dedicado a la "expansión", se afirma que "con la llegada del turismo a Hawaii y gracias a la figura de Duke Kahanamoku, medalla de oro de natación en los Juegos Olímpicos de Estocolmo y uno de los mejores surfistas de Waikiki, el surf se expande a California y Australia".

Al final de la II Guerra Mundial llegan nuevos materiales provenientes de la industria armamentística, la inteligencia británica "se hace con la espuma de poliuretano", inventada por Otto Bayer en 1937, y en 1958 "comienza la producción masiva de tablas Hobie construidas en poliuretano".

Mientras tanto, en California a inicios de los 50, Jack O'Neill "comienza a experimentar con materiales aislantes para combatir el frio, una alfombrilla de neopreno en un avión le inspiró y empezó a producir trajes de surf de este material". De esta forma, en 1952 nace la marca de neoprenos O'Neill.

ENTRADA EN EUROPA

Oficialmente, se considera que el surf entra en Europa en 1957, un año antes de que un guionista californiano que viaja a Biarritz para el rodaje de Fiesta, traiga consigo su tabla de surf. "Unos años después, el surf llegó a Euskadi", dice Isasmuseum.

La revista Life "sirve de inspiración" al donostiarra Iñaki Arteche para construir su primera tabla y surfear en la Concha, junto con su hermano en 1964. Fueron los primeros en hacerlo, y tras ellos el surf se extendió a Getxo con José Luis Elejoste y Carlos Pradera "como pioneros", y a otras playas de Euskadi.

En este apartado, el espacio museístico hace "una mención especial" a la barra de Mundaka, que puso a Euskadi en el mapa del surf mundial y que empezó a surfearse entre los años 1967 y 1968. Algunas imágenes de personas haciendo surf en Hendaia, de José Luis Elejoste en la playa, de la barra de Mundaka y de Catherine Deneuve en Biarritz en 1963 ilustran el contenido.

También se realiza un recorrido "por diferentes hitos de la industria del surf en Euskadi", en el que destaca Patxi Oliden, que en 1970 creó Itxas Tresna en Orio, la primera marca que producía tablas para su comercialización. Después surgieron otras como Genesis Surboards o Bong, ambas en Getxo.

En la década de los 80 surgen marcas autóctonas de neoprenos como Waterline o Seland en Getxo, y en 1987 se edita en Santurtzi el primer número de la revista Tres60 "que aglutina e impulsa al sector".

Aunque ya había mujeres surfeando en la década de los 70, el surf femenino "no coge fuerza hasta la década siguiente, momento en el que el crecimiento, tanto en número de mujeres que lo practican como a nivel competitivo, viene siendo exponencial".

En el campo de la innovación, se incluyen ejemplos de empresas locales como Wavegarden que, en 2005, creó una piscina de olas "que aúna nuevas tecnologías e ingenierías punteras para crear olas artificiales, muy bien valoradas por los amantes del surf por su parecido con las olas reales".

¿Cómo era surfear J-Bay en 1977?

- marzo 31, 2021 - Comenta
UNSEEN Magic J-Bay Circa 1977
Las tablas pesaban, los trajes de surf no protegían lo suficiente de las frías aguas de J-Bay, pero las olas bombeaban igual de bien (o mejor) de lo que lo hacen hoy.

En acción: Shaun Thompson, Mark Warren, Chris 'Critta' Byrne, Tony White, Rick Rasmussen y Buzzy Kerbox.
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