Llegó la primavera igual que se fue el invierno, sin apenas olas. Ayer a la tarde bajó lo suficiente la fuerza del viento del sureste para que muchos intentaran pegarse un baño.
Permitirme que sea un poco abuelo cebolleta en este post. El otro día hablábamos un amigo y yo sobre si las olas en Sopelana habían ido de mal en peor estos últimos 10 o 15 años.