Muere una de las leyendas del surfing, Pat Curren
Pat Curren, pionero de las olas grandes, surfista y gran shaper, padre del tres veces campeón mundial Tom Curren, ha muerto esta semana a los 90 años.
Desde hace varios años, Pat tuvo que luchar frente a problemas de salud y económicos en su caravana aparcada en San Diego junto con su mujer Mary y la hija de este, aquejada de una severa discapacidad.
Pat Curren siempre fue una persona inconformista, alejado siempre de los caminos más frecuentados. Su espíritu innovador en el surfing todavía resuena hoy.
Comenzó a surfear a los 18 años después de mudarse a La Jolla, y rápidamente ascendió en la jerarquía local para convertirse en miembro fundador del notorio Windansea Surf Club.
Curren hizo su primer viaje a Hawái en 1955, siendo uno de los pioneros surfistas californianos que intentaron surfear en las hasta entonces imposibles olas de Waimea Bay.
Según cuenta la leyenda, las tablas de la época no estaban preparadas para enfrentarse a una ola como esa.
Curren, un shaper con solo dos años de experiencia, a su regreso a California dos años más tarde, volvió a dedicarse a diseñar una tabla de surf que fuera efectiva en Waimea. En 1960, las tablas de olas grandes de Curren se consideraban el estándar de rendimiento, sus elegantes puntas se convirtieron en una manifestación del propio shaper. Eran tablas estrechas y funcionales destinadas a llevar al surfista de la manera más eficiente posible.
Era famoso por su paciencia, surfeando muchas menos olas en Waimea que muchos de sus compañeros, pero montando las olas que contaban.
Como muchos surfistas de esa época, Curren tenía un estilo propio. Con las piernas juntas y ligeramente en cuclillas, Curren mantuvo los brazos rectos y la espalda rígida y recta. Fue una postura construida para surfear la ola y, en el proceso, se convirtió en la encarnación del estilo de la época.
Tuvo a su primogénito Tom Curren, el 3 veces campeón mundial que heredó la naturaleza reservada y el sentido del estilo innato de su padre, en 1964.
En 1981, Pat Curren lo dejó a todo, ,incluida a su mujer, para mudarse a Costa Rica.
Pat pasó cinco años allí antes de mudarse a Cabo Este de San José del Cabo, Baja California, a finales de la década de 1980.
Desde entonces Curren no tuvo relación alguna con la industria del surf, viviendo alejado de todo.
Vivió los años dorados; fue un ejemplo perfecto de cómo era el surf en esos días tranquilos. Pero el tiempo, como sucede a menudo, pasó factura a Pat. Y cuando se hizo mayor, las cosas se le pusieron difíciles.
En 2020, se lanzó una campaña de financiación colectiva después de que se supiera que a los 87 años en un remolque con su esposa Mary y su hija con necesidades especiales.
Se recaudaron 70.000 dólares, y Pat estuvo eternamente agradecido por ello, a pesar de su orgullo.
Se va uno de los grandes.