Kelly Slater confiesa su atípica adicción que le afectó como surfista profesional: "Era como un periquito" (inocentada)

El once veces campeón del mundo de surf ha revelado a un medio norteamericano una curiosa adicción que contrajo en una de sus visitas a España y que afirma que ha afectado a su rendimiento, y en consecuencia a la pérdida de su puesto en el CT.

En declaraciones al medio Health News, Slater asegura haber sido adicto a comer pipas durante años. "Me comía 250 gramos al día, medio kilo cuanto tenía que competir... era como un periquito", comenta el norteamericano.

 

 

Esta afición es algo que adquirió en una de sus visitas al País Vasco, como explica en la entrevista. "Fue en 2008 en Mundaka. Me jugaba ser campeón del mundo por novena vez. Justo la mañana decisiva salí a dar un paseo y el público abarrotaba la atalaya", afirma. "Todo el mundo estaba comiendo pipas, y cuando unos chicos se acercaron a mí para pedirme un autógrafo, me regalaron un paquete. Fue una historia de amor. Cuando las probé, calmaron inmediatamente mis nervios". Se convirtió en campeón del mundo de surf, pero también en adicto a las pipas.

A partir de entonces, las horas antes de las competiciones las pasaba comiendo pipas en una especie de protocolo de concentración. "Al principio las pelaba con las uñas, como un hamster; pero luego, Eneko Acero y Aritz Aranburu me enseñaron a partirlas con los dientes". "Lo hacía muy rápido". Tan rápido lo hacía que podía llegar a comer medio kilo de pipas al día.

 

Analisa Melano, química y comunicadora científica, explica que una de las principales razones que se esconden detrás de esta sensación de no poder parar de comer es el sonido crujiente que hacen. Sin embargo, el factor que realmente explica la "adicción" que pueden crear es que estos frutos secos contienen triptófano, "un aminoácido esencial que promueve la síntesis de serotonina, que es un neuotransmisor que regula nuestra felicidad". 

 

Además, si las pipas contienen sal, aunque nuestras células ya estén saturadas de ella, "no mandan ese mensaje en nuestras neuronas al sistema del gusto", por lo que se vuelve muy difícil dejar de consumirla. 

 

También hay que tener en cuenta, como afirma el nutricionista Elgar Gajo, que los productos salados estimulan el hambre, lo que, ligado a una acción tan "repetitiva y gratificante" como es el comer pipas, deriva en que no podamos dejar de consumirlas.  

Lo que era una inocente costumbre se convirtió en un serio problema de salud. "No podía parar", afirma en la entrevista. "Al principio solo las consumía antes de competir, luego antes de entrar al agua o hacer ejercicio, y finalmente, todos los días", asegura el surfista de Florida. "No podía surfear si no consumía".

Los momentos más duros los pasó en 2022, cuando la adicción a las pipas era tan grande que afectó tanto a su rendimiento competitivo que no pasó el corte de mitad de temporada, recibiendo una invitación del WSL para competir la temporada siguiente. "Había estado lesionado unos meses, y me pasaba todo el día viendo la tele y comiendo pipas". Su adicción llegó a desestabilizar su relación con su mujer, Kalani Miller. "Dejaba todo el sofá lleno de cáscaras por todos lados, y cuando lo veía Kalani nos pasábamos el día discutiendo".

En 2024, habiendo engordado diez kilos, totalmente fuera de forma, y con su relación de pareja pendiendo de un hilo, y habiendo perdido su puesto en el Championship Tour, Slater tocó fondo, y finalmente admitió su adicción. Con la ayuda del WSL se puso en manos de un psicólogo y después de unos meses de tratamiento asegura haber superado su problema. "Ya estoy mejor. Todo brilla ahora", asegura.

 

Slater no es la única figura pública que ha admitido su adicción a las pipas. En España, David Bisbal ha admitido que sin ellas no hubiera podido sacar la versión de "El Burrito Sabanero", que está siendo una de las canciones más escuchadas estas Navidades.