El nuevo libro de Kelly Slater: Una vida de olas

Kelly Slater: A Life of Waves', es un profundo retrato fotográfico del once veces campeón del mundo.

 

En 2007, Todd Glaser estaba sacando unas fotos acuáticas duranet una marejada en Rinon, California. En ese momento estaba en la escuela estudiando fotografía, y Kelly Slater pasó remando por su lado.

 

Glaser sabía quién era Kelly Slater, por supuesto, pero nunca se habían conocido en persona. Entonces Glaser se presentó y le pidió permiso para sacarle algunas fotos con el poco espacio que le quedaba en la cámara. Kelly aceptó y, sin saberlo, los dos comenzaron a recorrer un camino que abarcaría gran parte de sus carreras.  

 

Ahora, 17 años después, con innumerables proyectos en su haber, Glaser y Slater han escrito un libro juntos, titulado 'Kelly Slater: A Life of Waves'. 

 

Se trata de una edición de 240 páginas, una fascinante recopilación de algunas de las mejores y más icónicas imágenes de Kelly Slater dentro y fuera del agua. Imágenes de acción intensa de Slater haciendo lo que mejor sabe hacer en los vibrantes tonos de las mejores olas del mundo, en el Pacífico Sur, Australia, Hawái, California y Europa.

 

Esta colección celebra quince años de emocionantes aventuras de Slater, desde 2008 hasta 2023: las sesiones de surf más emblemáticas de Slater, incluida la primera ola surfeada en su Surf Ranch, así como tomas detrás de escena dentro de la casa de Slater, desde sus famosos panqueques matutinos hasta tocar la guitarra con sus amigos.

Con la narración personal de Slater a lo largo de todo el libro, ofrece un retrato poco común de la estrella más brillante del surf en su elemento, guiado por la irrefutable pasión de Glaser por su oficio.

 

Además, el prólogo está escrito por Eddie Vedder, el carismático líder de Pearl Jam.

La cuestión es que Kelly es diferente… un poco raro. No hablo despectivamente. Todo el que lo conoce lo ha pensado, lo ha dicho, se ha maravillado con ello. Y justo cuando piensas por un segundo que es bastante normal, te asombrará con algún acto extraño.

Es así como es. Es un monstruo. Supermonstruo. Un monstruo de la naturaleza... Y, aún más conmovedor, un monstruo con la naturaleza. Quedan noventa segundos de manga y va siete o más puntos por debajo. Ha habido una pausa, no se ve ni una ola. Quedan treinta segundos y de repente aparece un poco de pana en el horizonte. Quedan diez segundos, empieza a formarse un pico y, justo antes de que suene la bocina, K. despega en una ola de despegue tardía que surgió de la nada.

Ver esta publicación en Instagram

Una publicación compartida por Huck Magazine (@huckmagazine)

Y justo cuando crees que estás presenciando un milagro, este muro se levanta y se cierra sobre él, y demasiado profundo, desaparece... Y mientras observas la ola aparentemente intacta, avanzar hacia la orilla, rebotando quince pies de cal blanca hacia el cielo y piensas en lo que podría haber sido... sale disparado del tubo con la velocidad de una bala de cañón humana. El rugido en la playa estalla por la conmoción y la consternación, las mentes acaban de volar como la saliva que sale de la puerta para perros detrás de él. ¿Suerte, coincidencia, susurrador de olas?

El hecho de que este drama se haya desarrollado en más de una ocasión, tendría que darle crédito a algún conocimiento interno, una conexión con el océano e incluso a un cierto descanso. O algún karma loco. O... que es un bicho raro. Un par de historias... Su naturaleza competitiva. Hubo una época en la que Kelly hacía una visita anual a este lugar secreto en el que solía esconderme, un rincón poco conocido del planeta. Si te sentías solitario, este lugar era un sueño aislado. Un lugar perfecto para surfear, escribir, jugar, beber, entablar una conversación profunda o no hacer nada en absoluto. Durante una de mis estancias en esta choza junto a la playa, me tomaba descansos de la escritura y lanzaba algunos dardos. Me volví bastante bueno.

En algún momento de la visita de Kelly, le pregunté si estaba dispuesto a jugar una partida. Se hizo evidente bastante rápido que esta cosa del tablero de dardos era quizás la única cosa para la que no tenía talento. Estaba perforando el tablero con bastante habilidad y obteniendo algunos números grandes, y él estaba enviando más dardos al revestimiento que al corcho. Empecé a sentirme un poco terrible. Aquí está mi amigo, viajó para llegar aquí, y ahora lo estoy aplastando... Así que retrocedí un poco, y él mete algunos. Al menos no es vergonzoso. Llegamos a su último turno, y él tiene tres dardos más... y yo gano por once. El tipo que acaba de empezar a golpear el tablero tendrá que acertar tres veces para ganar. No es posible, no va a pasar.

Pero, curiosamente, el primero entra. Definitivamente, fue una sorpresa, muy poco probable. Y obviamente afortunado. Pero luego llega el segundo lanzamiento. Otro toro. ¿Qué demonios? ¿Cómo sucede eso? Estoy demasiado aturdido como para decir algo inteligente mientras apunta su dardo final a un pequeño trozo de terreno abarrotado y, por supuesto, sorprendentemente enhebra la aguja, coloca tres toros, doce puntos, se lleva el juego. Creo que su cita discreta, pronunciada con los ojos muy abiertos y una leve sonrisa, fue: "Vaya, una locura". Um, sí... una locura. Es un fenómeno. 

 

Comprar Kelly Slater: A life of waves