¿Debería mezclarse surf y política?
Para unos la pureza del surfing no debería mancharse con la política, para otros, la política está en todas partes y es imposible que no le afecte.
Mantén la política fuera del surf. Es una frase que ha flotado en la comunidad surfera en general.
Recuerdo cuando, en 2008, se me ofreció la posibilidad de escribir artículos en una revisa de surf de papel. Finalmente no fructificó por otros temas, pero se me había dado una premisa: "temas tabúes: política, religión, … no tienen cabida en nuestra publicación".
El sentimiento es que el surf debería ser un lugar para escapar de
la locura de la vida en tierra firme, un lugar donde, como escribió el
fundador de la revista Surfer, John Severson, “un surfista puede estar solo
con sus pensamientos”.
Por supuesto, Severson también vendió fotos del presidente Nixon
en la playa de San Clemente en la revista Cotton's Point to LIFE. Y es que no
es fácil ser fiel durante toda tu vida a tus convicciones.
Habiendo ganado hacía tan solo unos meses su segundo título mundial, la decisión de Carroll resonó en todo el mundo del surf.
Mientras tanto, Tom Curren de Santa Bárbara, quien había surfeado
en Sudáfrica a principios de la década de 1980 como parte del equipo nacional
de EE. UU., también se unió a la causa cuando el Congreso Nacional Africano
(ANC, por sus siglas en inglés) llamó a los atletas extranjeros a boicotear
las pruebas.
“Cada vez que voy a competir allí, siento que a través de los medios de comunicación estaría apoyando su causa”, dijo Curren desde su casa en Newport, Australia. “Estaba trabajando en mi conciencia. Siempre ha sido muy deprimente. Simplemente no parece que existan derechos humanos allí. He estado molesto con la situación desde que fui por primera vez a África cuando tenía 19 años. Nunca tuve la edad suficiente para tener la fuerza para tomar la decisión”, comentó a Los Angeles Times en 1985.
"Realmente disfruté de ir a Sudáfrica y surfear las olas allí, pero había un
problema moral más grande... Me sentí bien con mi decisión...
independientemente de cómo afectaría mis resultados", explicó años después.
A los dos también se unió el australiano Cheyne Horan, quien boicoteó
las pruebas en 1985, pero regresó al año siguiente con "Free Mandela" escrito
en su tabla de surf.
Martin Potter también decidió pasar por alto los acontecimientos en la tierra donde creció. Nacido en Inglaterra, a los dos años se marchó a vivir a Sudáfrica, donde su padre trabajaba como ingeniero.
“Potter puso de relieve el boicot contra el apartheid de 1985”, escribe Matt Warshaw en su libro The History of Surfing.
Potter reconoció que veía normal la segregación cuando era joven, y solo en su adolescencia, cuando gracias al surfing pudo viajar por el mundo, y vio que negros y blancos podían convivir juntos, cambió de opinión.
Y aunque no hay comparación con la opresión bajo la que vivían los
sudafricanos negros, los cuatro surfistas pagaron un precio por su postura
política compartida. Se perdieron muchos puntos de la gira mundial y sus
consecuentes premios. Potter perdió amigos y fue amenazado de muerte, mientras
que Carroll fue acusado por algunos miembros el ASP de que su boicot no
fue del todo un gesto altruista.
El quid de la cuestión es el dinero, afirmaron algunos. Carroll, que ganó el título de la temporada anterior con un dramático final contra Shaun Thomson en Australia, había puesto fin a una relación contractual con la firma sudafricana de ropa deportiva Instinct.
Carroll, de 23 años, estaba patrocinado por Instinct, una empresa fundada y parcialmente propiedad de Thomson, durante dos años. Después de anunciar su intención de boicotear parte de la gira, Carroll abandonó Instinct por Quiksilver, con sede en Australia.
“Le resultó muy conveniente utilizar el boicot como excusa para dejar mi empresa”, dijo Tomson. “En su decisión hay mucho más que escrupulosidad. Se llama dinero”.
Pero no todas fueron voces concordantes sobre este tema. En 1988, Shaun Thomson, sudafricano y campeón del mundo en 1977, afirmó que se oponía a "cualquier interferencia de la política en el deporte".
Shaun se sintió ofendido del boicot de Carroll, Tom Curren, Martin Potter y Cheyne Horan, pronunciando un rotundo te discurso en el Salón de la fama del surf australiano unos días después de que Carroll anunciara su boicot.
“¿Cuál es la siguiente postura en la recién descubierta conciencia política del surf?” preguntó Tomson. “Tal vez no vayamos a Estados Unidos porque nos oponemos a la participación estadounidense en Centroamérica. Quizás no vayamos a Francia a oponernos al gobierno socialista. Tal vez no vayamos a Inglaterra porque aborrecemos el trato que Thatcher dio al IRA. ¿Dónde terminará? Si no apoyas a Sudáfrica, entonces expresa tus opiniones, pero apoya el surf profesional. No estoy aquí esta noche en defensa de Sudáfrica. Estoy aquí como surfista en defensa del surf profesional”.
Thomson, sudafricano y judío, viajaba con su pasaporte irlandés (su abuelo era de allí) para evitar así la discriminación a los sudafricanos blancos en aquella época cuando salían de su país.
Otro surfista menos conocido, Wes Laine (quedó segundo en el Spur Ranch de 1985) dijo en una entrevista en 1990 que no estaba de acuerdo con el boicot. "No voy a poner en peligro mi sustento ni perderme un buen viaje de surf por nada". Tres meses después, los organizadores de un campeonato pro en Barbados, los cuales estaban en contra del apartheid, impidieron que Laine participara allí.
Laine respondió diciendo que iba a organizar un boicot contra los
futuros campeonatos en Barbados.
Ian Cairns, quien era director ejecutivo de la ASP en ese momento (el precursor de la WSL) declaró: “No tenemos una política sobre el tema”.
Pero en 1989, el boicot había cobrado fuerza, ya que 25 de los 30
surfistas mejor clasificados evitaron las pruebas sudafricanas. En febrero de
1990, Nelson Mandela era liberado de prisión y, en 1994, un nuevo gobierno,
dirigido por Nelson Mandela, terminó finalmente con el sistema de
apartheid.
¿Quién tuvo razón, los defensores del boicot o los que apoyaron el mantener el surfing fuera de la política?
No hay que olvidar tampoco que el apartheid tocó directamente al surfing cuando, por ejemplo, el gran Eddie Aikau, viajó a Sudáfrica para participar en varias pruebas en Durban, y fue discriminado por el color de su piel, siendo tratado igual que la población negra, sin poder entrar en algunos hoteles, restaurantes, etc.
Solo gracias a la ayuda del surfista y shaper australiano Darryl Holmes, y al propio Thomson, Aikau disfrutó de una inolvidable estancia en Sudáfrica.
"El problema del color en Sudáfrica, es realmente grave", dijo Aikau. "Tenia miedo de caminar por las calles".
Algo parecido sucedió con el hawaiano Dane Kealoha, uno de los héroes de Tom Curren, con el que estuvo en Sudáfrica.
“No hay mejor ejemplo en la historia del deporte australiano donde un campeón ha sido preparado para anteponer los principios de manera tan manifiesta a sus propios intereses”. Eso es lo que dijo el ex primer ministro australiano Bob Hawke sobre Tom Carroll.
Efectivamente, no ha sido la única ocasión en la que el surf se ha mezclado con la política. Hay que acordarse de cuando Tyler Wright echó la rodilla en la arena durante 439 segundos, uno por cada persona que había perdido la vida bajo custodia policial en Australia desde 1991, y con el lema "Black Lives Matter" en su tabla, el apoyo de Surfer Magazine a la candidatura de Biden como presidente de los Estados Unidos, o cómo no, temas medioambientales como el calentamiento global, el accidente de Fukushima, las muertes por tiburones, o la guerra de Ucrania, impidiendo a Rusia participar en los ISA World Surfing Games.
¿Debería haber un límite? ¿De ser así, dónde ponerlo? ¿Debería estar en temas relacionados directamente en el surf, o ampliarlo a temas relacionados con el mar o la ecología? ¿quizá en temas locales o también internacionales?
Otro día hablaremos de cuando los políticos se meten en el surf.
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