Efímera chusta
Ayer el mar subió lo suficiente como para sacar a pasear a las tablas de surf e intentar rascar un baño.
Se necesitaba una máquina con volumen, que llevara. Era mar de viento. Despuntaba, rompía, y la ola se perdía en una mansa espuma.
Tranquilo si no entraste, no te perdiste nada.
Ahora toca volver a encerrar en casa a la tabla de surf durante unos cuantos días más.
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