Laird Hamilton: La ola del milenio
Un 17 de agosto del año 2000, hace casi 22 años, Laird Hamilton consiguió surfear en Teahupoo una de las olas más grandes hasta la fecha. La llamaron "La ola del milenio".
Días antes, Hamilton y algunos surfistas más habían estado surfeando olas de tres y cuatro metros, algo ya de por sí meritorio. Justo cuando él y su equipo estaban listos para marcharse de Tahiti vieron que llegaba otro swell. Sabían que iba a ser grande, pero no imaginaban hasta qué punto. Al día siguiente salieron hacia Teahupoo preparados con dos lanchas para filmar, y dos motos de agua para hacer tow in.
Estaba glassy pero algo revirado del oeste, y eso hacía que cada ola fuera un tubo escupiendo un sifonazo al final. Después de rezar un poco, él y su compañero de equipo, Nelson Kubach, vieron una ola que doblaba el tamaño de la más grande de la serie, algo gigantesco. Laird se lanzó a por ese monstruo de 10 metros que formó un tubo perfecto. Rápidamente, se metió dentro desapareciendo entre la espuma para salir victorioso después del sifonazo cuando nadie daba un duro por ello.
El mítico fotógrafo Tim McKenna estuvo allí para inmortalizar el momento:
"Darrick y Laird toman el sol durante más de 20 minutos. De repente, se levantan de un salto. Una línea de oleaje acababa de pasar bajo ellos y su amplitud no era del todo normal. Darrick Doerner arranca la moto acuática y coge la ola.
Son las
11.38 y vemos un muro de agua que se cierne mar adentro. Tiene el doble
de tamaño y grosor que la serie habitual. Es en directo y no hay efectos
especiales. Una vez más, fiel a su reputación de imán de olas, Laird
suelta la cuerda y se lanza a lo largo del muro de agua. La cara de 6
metros forma un tubo enorme y perfecto. Laird mantuvo la calma, se
posicionó y esperó a ser cubierto por una caverna. Su línea y su
posición de supervivencia son perfectas. La pierna totalmente extendida
con todo el peso en la parte trasera de la tabla para evitar ser
succionado por la cara como Jason.
La bestia parece más el final del propio océano que una ola. Pero ese océano se enrolla, envolviendo mientras se lanza sobre el arrecife, regalando a Laird la mayor ola jamás domada por un hombre y una simple tabla de surf. La espuma desapareció del horizonte y las pocas embarcaciones y motos acuáticas presentes hicieron lo que pudieron para evitar ser engullidas por el monstruo. Emile, nuestro fiel conductor de lancha, se las ingenió para zigzaguear por el canal y evitar el muro de agua. El motor está a todo gas, la ráfaga del tubo en nuestras caras y la fina lluvia de la explosión de espuma cubriendo todas nuestras pertenencias.
Estoy tumbado encima de las cajas del equipo que corren peligro de caer al agua, agarrado a Gilles Hucault, que sigue filmando. A unos metros de nosotros, Laird reaparece como impulsado por la nube de espuma. Laird busca instintivamente la moto de agua cuando ve la segunda ola de la serie, que parece cerrar todo el canal. Ordena a todo el mundo que salga de la zona y se prepara para sumergirse bajo la ola. Acaba de sobrevivir al mayor tubo jamás surfeada".
Si, años después, hemos visto olas más grandes en Teahupoo, solo hay que acordarse del código rojo de 2011, pero en aquel entonces cambió totalmente la forma de ver el surfing de olas grandes, modificando la percepción de lo posible y de lo imposible.
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