Olas de verano, frío de invierno

El baño de ayer en Sope ha sido sin lugar a dudas el peor que me he pegado en los últimos meses.

Es posible que que alguno le cuadrara mejor, pero entre que las olas eran muy pequeñas y con poca fuerza, cerronas además, ese gélido viento del nordeste que te atravesaba el traje y te llegaba directo a los huesos, y la cantidad de gente que había en el agua nada me cuadró.

Y eso que iba con ilusión, pero después de media hora, cuando me vi peleándome con chavales imberbes por una chusta de medio metro, me di cuenta que algo estaba haciendo mal. Fui dando bandazos por la playa, de un lado a otro, en busca de un pico menos frecuentado y que abriera un poco, pero después de un rato buscando me di por vencido y me volví a mi coche imaginando un lugar algo menos frío.

Hoy ha subido algo el mar, suficiente para albergar alguna esperanza de un baño mejor, y seguirá soplando el sol. Eso sí, el viento francés también.