Surfistas de Gipuzkoa se movilizan en contra del Wavegarden de Donostia

no wavegarden
Un grupo de surfistas de Gipuzkoa comenzará próximamente una recogida de firmas en contra del complejo de olas artificiales proyectado en el enclave donostiarra de Antondegi.

Surfistas guipuzcoanos que se oponen a la construcción de una instalación de olas artificiales en San Sebastián han presentado 15 argumentos para complementar los ya esgrimidos por ANTONDEGI BERDEA — OLATUAK ITSASOAN, colectivo formado por Surfrider Foundation Europe, Eguzki, Fridays for Future, Haritzalde, Parkea Bizirik, Itsas Enara, Bizilagunekin, y que cuenta con el apoyo de Greenpeace, Surf & Nature Alliance, y SEO-Birdlife.

Defienden abiertamente la paralización inmediata del proyecto y anuncian que se van a movilizar con dicho fin, informando de las implicaciones y consecuencias negativas del proyecto tanto al conjunto de la comunidad surfista de Gipuzkoa como a la población guipuzcoana en general, especialmente a la donostiarra.

Los y las firmantes presentan 15 sólidos argumentos en contra de la construcción de una instalación de olas artificiales en Antondegi, y aclaran que no hace falta estar de acuerdo con todas las razones para oponerse al proyecto. Es más, muchos de los y las surfistas aseguran que tres o cuatro de los argumentos expuestos son más que suficientes para adherirse a la protesta.

Desean que esos argumentos sean leídos y atendidos por el alcalde Eneko Goia, todos los representantes municipales de la ciudad y también por las direcciones y los militantes guipuzcoanos de dichos partidos, porque están convencidos de que les asiste la razón y la sensatez, y porque la instalación de olas artificiales en Antondegi tendría numerosas consecuencias negativas para los surfistas, el medio ambiente, así como para el conjunto de laciudadanía.

Con la publicación del argumentario, los surfistas firmantes y el colectivo ANTONDEGI BERDEA — OLATUAK ITSASOAN inician una campaña informativa a través de diferentes canales y soportes de comunicación.

Se muestran abiertos a realizar cualquier tipo de debate público sobre el proyecto con representantes municipales o la propia empresa interesada en la construcción de olas artificiales en San Sebastián.

También adelantan que, próximamente, iniciarán una recogida de firmas en contra de este proyecto junto a ANTONDEGI BERDEA-OLATUAK ITSASOAK. La recogida de firmas se dirigirá tanto a los surfistas como a toda la ciudadanía, al igual que hicieron el pasado mes de diciembre en San Juan de Luz, donde se consiguió paralizar un proyecto similar.

El colectivo Surfrider Foundation Europe ha comunicado que las y los deportistas "defienden abiertamente la paralización inmediata del proyecto" y se van "a movilizar con dicho fin, informando de sus implicaciones y consecuencias negativas".

15 razones de l@s surfistas

L@s surfistas que estamos en contra de la construcción de una instalación de olas artificiales en Donostia-San Sebastián presentamos los siguientes argumentos para complementar los ya esgrimidos por ANTONDEGI BERDEA — OLATUAK ITSASOAN.


El colectivo está formado por la asociación para proteger los océanos fundada por surfistas, Surfrider Foundation Europe, el grupo ecologista Eguzki, el movimiento contra el cambio climático Fridays for Future, las asociaciones conservacionistas Haritzalde y Parkea Bizirik, la asociación ornitológica Itsas Enara, y la plataforma por el decrecimiento turístico Bizilagunekin. Además, cuenta con el apoyo de Greenpeace, Surf & Nature Alliance, y SEO-Birdlife.

  1. Este proyecto no responde a una demanda de l@s surfistas. Ningún colectivo de surfistas ha pedido una instalación de este tipo al Ayuntamiento de San Sebastián y este no ha realizado consulta alguna entre la comunidad surfista. Consideramos que es un proyecto que no atiende al interés general, y desde luego no al nuestro como surfistas. 

  2. La empresa promotora afirma que sería una instalación “abierta al público parcialmente” y “un centro de tecnificación para surfistas y deportistas” (notas de prensa de febrero y marzo de 2021). Es decir, a la que solo podrían acceder competidores y surfistas que respondan a los criterios establecidos por la empresa propietaria.

  3. La empresa interesada cuenta con una infraestructura ya existente en Aizarnazabal, para la que contó con permisos especiales, subvenciones públicas, etc. Teniendo en cuenta que está a tan solo 25 kms, no hay justificación alguna para construir otra instalación similar en San Sebastián, y menos teniendo en cuenta que supondría privatizar y urbanizar con fines lucrativos una zona verde pública, rica en mamíferos y aves, para una actividad no esencial y elitista.

  4. Estas instalaciones promueven una artificialización de la práctica del surf. El surf es ante todo un vínculo con la naturaleza. Requiere atender a las condiciones meteorológicas, al viento y a las marejadas. El surf es también pisar la arena, remar en la mar, compartir espacio con otros seres vivos. Por eso l@s surfistas desarrollan sensibilidad medioambiental, conocimientos para moverse en el medio marino, incluso actitudes solidarias para rescatar a bañistas atrapados por la corriente. Hacer surf también exige esperar la ola adecuada, aprender a tener paciencia, y no obtener un producto al instante a golpe de tarjeta de crédito. La artificialización de las olas modifica la relación ecológica del surfista con la ola, y no solo desnaturaliza la práctica del surf, sino que también distorsiona sus valores y la cultura ligada al mismo.

  5. La idea de que puede ayudar en la formación de surfistas competidores es más una suposición que una realidad. Tal y como asegura Francis Distingin, Director Técnico Nacional francés de Surf (1990-2007) y Presidente de la Federación Europea de Surf (2007-2009), todos l@s surfistas del World Tour tienen un nivel técnico similar; es la estrategia y el sentido del mar lo que suele marcar la diferencia, y eso no puede aprenderse en una piscina de agua dulce con olas calibradas. Pensar que un buen surfista en la piscina será un buen surfista en el océano es simplemente una quimera. Además, hay que tener en cuenta que solo el 2% de surfistas participan en algún campeonato, según del historiador e investigador surfero Matt Warshaw (History of Surfing, 2010).

  6. Los campeonatos en olas artificiales han supuesto toda una decepción. Parecía prometedor ver a l@s mejores surfistas competir en una ola perfecta, pero ha resultado un total desengaño. Sin la magia natural del océano, y en una piscina con olas mecánicas totalmente previsibles, la competición resulta aburrida y carente de interés (no hay más que observar sus bajos datos de audiencia o los artículos sobre el tema: Why wave pools and competitive surfing don´t match, Surfer Today, mayo de 2018).


  7. La infraestructura tendría consecuencias medioambientales muy negativas:

    • Destrucción de un entorno natural que forma parte del cinturón verde de Donostia y que supone el hábitat de mamíferos como zorros, tejones, ginetas, ardillas, y garduñas, y también un espacio de alimentación, descanso y nidificación para 109 especies de aves como el milano real, actualmente en peligro de extinción.

    • Degradación de una de las pocas zonas rurales de Donostia que se conservan en buen estado, y destrucción de suelo agrícola actualmente en uso.

    • Consumo significativo de energía eléctrica y agua en un contexto mundial de emergencia climática allí donde existe una alternativa natural

     

  8. La entrada de estas instalaciones tiene un precio elevado. Mientras que el surf en el mar es gratuito, independientemente de lo que dure la sesión, en una instalación de olas artificiales resulta muy caro: el precio medio es de más de 60 euros por hora. The Wave, Bristol (Reino Unido): 60 libras, 67 euros. Urbnsurf, Melbourne (Australia): de 79 a 129 dólares, de 49 a 80 euros. BSR Cable Park, Waco (EEUU): 90 dólares por hora, 75 euros. Adventure Park Snowdonia (Reino Unido): 50 libras o 56 euros. Wadi Adventure (Emiratos Árabes): 66 dólares o 55 euros. 

    Esas tarifas convierten el surf de olas artificiales en una actividad elitista, en el sentido de que la gran mayoría de surfistas no podría acceder con frecuencia a las mismas.

  9. Si en un futuro la instalación de olas artificiales se abriera al público general de forma permanente, aumentaría la masificación en las playas cercanas. Las instalaciones de olas artificiales atraen a decenas de miles de visitantes (el proyecto Wavelandes de Castets preveía 180.000 visitas al año, y Wavegarden aseguraba en su documentación oficial tener una capacidad máxima de 324.000 personas al año), lo que acrecentaría las aglomeraciones de gente en nuestras playas, carreteras, aparcamientos, etc. que ya de por sí presentan un alto grado de saturación en periodo estival.

    Los políticos que manifiestan sin ningún tipo de documentación que las olas artificiales pueden ayudar a reducir la masificación de las playas se equivocan de pleno. Los modelos matemáticos de Dietrich Braess demuestran que la creación de nuevas carreteras o la ampliación de las existentes, lejos de reducir el tráfico, acaban acrecentándolo, porque producen un “efecto de succión” que atrae más vehículos. En la misma línea, Jonathan Safran Foer también ha demostrado que las piscifactorías, las cuales inicialmente se presentaron como una solución alagotamiento de las poblaciones de peces salvajes, lejos de reducir la demanda de los mismos, han aumentado también la demanda del pescado salvaje.

  10. Una instalación de olas artificiales con toda su infraestructura de ocio (camping, hostelería, tienda...) genera un efecto de llamada y puede provocar un turismo de masas incompatible con el desarrollo sostenible, que tiene consecuencias incuestionables: impactos en la planificación territorial, problemas relacionados con los residuos y el saneamiento, afecciones en la vida diaria de los habitantes...

    Negarlo supone correr el riesgo de erosionar gravemente el atractivo de San Sebastián, una bella y pequeña ciudad que vería mermada su calidad de vida. Buena parte de la costa mediterránea ha tenido una amarga experiencia con ese modelo de turismo y deberíamos tomar buena nota de ello.

  11. Construir una instalación de olas artificiales al lado del mar es totalmente absurdo. Antondegi se encuentra a solo 4 km de una costa rica en marejadas y lugares idóneos para la práctica del surf. La costa cantábrica tiene la suerte de recibir los mejores oleajes de Europa durante todo el año, y la geografía local permite la formación de olas adaptadas a todos los niveles.

  12. Las instalaciones de olas artificiales suponen todo un retroceso en la transición energética. En pleno siglo XXI, deberíamos estar ya investigando seriamente cómo sacar mayor provecho a las olas naturales, y no proponiendo olas artificiales que requieren un gasto ingente de recursos acuíferos y de energía eléctrica allí donde hay olas naturales en abundancia.

  13. Estas infraestructuras son totalmente contrarias a las directrices de la Unión Europea en cuanto a lucha contra el cambio climático y protección de la biodiversidad.Así mismo, son contrarias a los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la UNESCO y del cumplimiento de la Agenda 2030.

    El surf es considerado un recurso de interés en el marco del Crecimiento Azul que promueve la Unión Europea, –estrategia de apoyo al crecimiento sostenible en zonas costeras y litorales–, pero siempre que sea bien gestionado, ordenado y dimensionado, atendiendo a capacidades de acogida, ratios de uso, etc. Y este proyecto va totalmente en la dirección opuesta.

  14. A l@s surfistas que defendemos los razonamientos aquí expuestos nos duele de manera especial que un proyecto de estas características, insostenible y nocivo para nuestro entorno, se proponga en nombre del surf, sin contar con la comunidad surfista y siendo contrario a los valores esenciales de nuestra cultura.

  15. Estamos a tiempo de paralizar este proyecto. La comunidad surfista de Iparralde ha conseguido (diciembre de 2020) paralizar un proyecto similar, de la misma empresa, previsto para San Juan de Luz (a 33 kms de San Sebastián). No nos cabe la menor duda de que también aquí serán muchas las voces que, junto a las nuestras, manisfestarán su disconformidad con este proyecto y que la ciudadanía estará abierta a escuchar estos sensatos y sólidos argumentos.

    Por todo ello, l@s surfistas firmantes pedimos a los representantes municipales del Ayuntamiento de San Sebastián, por favor, NO A LAS OLAS ARTIFICIALES EN SAN SEBASTIÁN.
  16.  


Podéis descarga el PDF completo de NO A LAS OLAS ARTIFICIALES EN SAN SEBASTIÁN aquí

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