Un inesperado y buen baño
Me acerqué a la playa en busca de alguna ola que escharme a los pies antes de que, como las previsiones apuntaban, el mar se quedase casi plato.
No esperaba mucho. Con tan solo unas cuantas olas que abrieran lo suficiente como para intentar algún giro tenía suficiente. Soplaba el viento del este, y aún así el mar estaba bastante ordenado, hasta que llegaban a la orilla, donde una multitud de picos salpicaba la playa.
Precisamente estas condiciones hicieron que los que nos animamos a entrar al agua estuvieramos repartidos, sin tener que pelearnos por las mismas olas. Salieron muchas, algunas buenas, bastante mejores que lo que me imaginaba que me iba a encontrar.
Hoy, como se esperaba, el mar apenas ofrece alguna ola surfeable. La dirección de las olas ha cambiado al nordeste, volviendo locos a las boyas que las miden, haciendo que estas marquen más incluso que ayer. Hay que esperar.
No esperaba mucho. Con tan solo unas cuantas olas que abrieran lo suficiente como para intentar algún giro tenía suficiente. Soplaba el viento del este, y aún así el mar estaba bastante ordenado, hasta que llegaban a la orilla, donde una multitud de picos salpicaba la playa.
Precisamente estas condiciones hicieron que los que nos animamos a entrar al agua estuvieramos repartidos, sin tener que pelearnos por las mismas olas. Salieron muchas, algunas buenas, bastante mejores que lo que me imaginaba que me iba a encontrar.
Hoy, como se esperaba, el mar apenas ofrece alguna ola surfeable. La dirección de las olas ha cambiado al nordeste, volviendo locos a las boyas que las miden, haciendo que estas marquen más incluso que ayer. Hay que esperar.
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