La historia de cómo una tabla perdida en Hawai fue encontrada en Filipinas
El fotógrafo y surfista Doug Falter perdió su tabla en una sesión de las gordas en Waimea en 2018. Dos años después la ha localizado a más de 8.000 kilómetros de distancia, en Filipinas.
El 3 de febrero de 2018 Falter entraba al agua en Waimea, Oahu. Después de pillar su séptima ola el invento se rompió y su tabla se alejó de él pese a sus intentos por recuperarla. Nadó de un extremo a otro de la bahía y se subió a unas rocas para intentar localizar la tabla sin resultado alguno.
Su esperanza estaba en que algún pescador la encontrara por casualidad, pero pasaron las semanas y la su tabla preferida no aparecía. Recurrió también a las redes sociales y obtuvo el mismo resultado.
Dos años después, ya sin esperanza alguna de recuperar la tabla con la que compitió en el Eddie Aikau en 2016, recibió un mensaje de un desconocido que había encontrado la tabla nada más y nada menos que en Filipinas, a 8.300 kilómetros de donde la perdió.
Al parecer, un joven profesor se lo compró a un pescador en una remota isla de Filipenas por 40 dólares para aprender a surfear. Intrigado, el comprador indagó sobre su origen. Aunque el sol había borrado el color de la tabla aún se podía ver nombre del shaper y contactó con él por Facebook que a su vez lo hizo con el dueño.
Ahora, el fotógrafo se enfrenta al problema de hacerla volver a casa. "No puedo imaginar un mejor final para esta historia que ver el deporte del surf comenzar en un lugar donde nadie sufre. Si no fuera por las restricciones por el COVID, habría recaudado dinero para llevar tablas de surf y material, y ola para ver a Giovanne. Podría enseñarle a surfear y, con suerte, a algunos de sus 144 alumnos", ha comentado Falter en Instagram.
Como no puede hacerlo, ha pensado en recaudar dinero para enviar un pequeño contenedor con algunas tablas de surf, parafina, quillas, libros, revistas para que sus alumnos aprendan inglés, y quizá cuando la cosa mejore, poder volar hasta allí y finalmente recuperar su tabla.
El 3 de febrero de 2018 Falter entraba al agua en Waimea, Oahu. Después de pillar su séptima ola el invento se rompió y su tabla se alejó de él pese a sus intentos por recuperarla. Nadó de un extremo a otro de la bahía y se subió a unas rocas para intentar localizar la tabla sin resultado alguno.
Su esperanza estaba en que algún pescador la encontrara por casualidad, pero pasaron las semanas y la su tabla preferida no aparecía. Recurrió también a las redes sociales y obtuvo el mismo resultado.
Dos años después, ya sin esperanza alguna de recuperar la tabla con la que compitió en el Eddie Aikau en 2016, recibió un mensaje de un desconocido que había encontrado la tabla nada más y nada menos que en Filipinas, a 8.300 kilómetros de donde la perdió.
Al parecer, un joven profesor se lo compró a un pescador en una remota isla de Filipenas por 40 dólares para aprender a surfear. Intrigado, el comprador indagó sobre su origen. Aunque el sol había borrado el color de la tabla aún se podía ver nombre del shaper y contactó con él por Facebook que a su vez lo hizo con el dueño.
Ahora, el fotógrafo se enfrenta al problema de hacerla volver a casa. "No puedo imaginar un mejor final para esta historia que ver el deporte del surf comenzar en un lugar donde nadie sufre. Si no fuera por las restricciones por el COVID, habría recaudado dinero para llevar tablas de surf y material, y ola para ver a Giovanne. Podría enseñarle a surfear y, con suerte, a algunos de sus 144 alumnos", ha comentado Falter en Instagram.
Como no puede hacerlo, ha pensado en recaudar dinero para enviar un pequeño contenedor con algunas tablas de surf, parafina, quillas, libros, revistas para que sus alumnos aprendan inglés, y quizá cuando la cosa mejore, poder volar hasta allí y finalmente recuperar su tabla.
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