Diario de un confinamiento: Día 19

Ya han pasado más dos semanas, casi tres, desde el inicio del confinamiento. No se si en los últimos 20 años he pasado tanto tiempo sin surfear, pero de lo que estoy seguro es que nunca he pasado tanto tiempo sin ver el mar.

Después de los primeros días de ansia viva por surfear ya me he hecho a la idea que todavía tendré que esperar por lo menos el mismo tiempo en entrar al agua, no me importa ya. Y eso que hace una semana probé a llenar un cubo con agua helada y sal, para meter la cabeza de golpe, y así recordar cuando hacías el pato en invierno. No, no es lo mismo.

Me importa más el no poder mirar el horizonte, el oler el salitre, y tener la sensación de libertad. De vez en cuando, con menos frecuencia, echo un vistazo a las webcams.

Por sacar el lado positivo de las cosas, estamos teniendo suerte con olas olas. Llevamos días con olas pequeñas, normalmente tocadas por el frio viento del nordeste, y periodos muy bajos. Tan solo un día vi olas como para saber a ciencia cierta que iba a disfrutar, y no tardó mucho en chafarse.

¡Venga señores y señoras, que ya no nos queda nada para volver otra vez al agua!