El Salvador más feliz

Ritchie, junto con y dos de sus mejores, se lanzaron a la aventura despues de un viaje interminable. A medida que los día se sucedían, comenzaron a generar un patrón de rutina diaria, de levantarse temprano, surfear o conducir para controlar las olas, comer en un restaurante local pescado fresco, esperar a que el viento se calme, para luego disfrutaruna puesta de sol.
Exploraron las calles de la ciudad, caminaron por los concurridos mercados callejeros con el sonido del rap salvadoreño local golpeando sus tímpanos y el olor a gasolina llenando las calles. Pasaron mucho tiempo conduciendo, pasando por niños que siempre saludaban y sonreían. Las casas llenas de gente que te miran con curiosidad.
Pero además tuvieron olas divertidas, risas e historias. Puede que El Salvador no sea la escapada tropical que muchos buscan, pero para Rithchie, la cultura, la amistad, y las sonrisas locales lo compensan con creces.
Volverá, asegura.
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