Día de sonrisas y olas
Por fín llegó el día en el que las olas cuadraran de verdad, olas potentes peinadas por el viento de tierra. Desde las siete de la mañana hasta las siete de la tarde el mar no paró de bombear para alegría de los presentes. Ayer todo fueron sonrisas.
La mañana empezó con viento sur y olas de un metro, lejanas por la acción de las mareas vivas. Rompían redondas y con fuerza, y así continuó durante toda la marea.
A la tarde llegó la pleamar y las olas cambiaron de forma. Eran orilleras potentes, huecas algunas, rompiendo casi en arena seca.
Lo cierto es que a todos los que veía salir, lo hacían como yo, con una sonrisa de oreja a oreja.
La mañana empezó con viento sur y olas de un metro, lejanas por la acción de las mareas vivas. Rompían redondas y con fuerza, y así continuó durante toda la marea.
A la tarde llegó la pleamar y las olas cambiaron de forma. Eran orilleras potentes, huecas algunas, rompiendo casi en arena seca.
Lo cierto es que a todos los que veía salir, lo hacían como yo, con una sonrisa de oreja a oreja.
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