Kingii, el salvavidas de bolsillo

Hace años, inspirándose en los chalecos salvavidas que se encuentran en los aviones, Shane Dorian junto con Billabong desarrolló el primer chaleco salvavidas para surfistas. Fue una revolución en cuestión de seguridad en el mundo del surf de olas grandes, proporcionaba un método para subir a la superficie en caso de emergencia.

Ahora, los de Kingii, han tomado esa idea para crear el salvavidas más pequeño del mercado, y aplicarlo no solo al surf sin no a cualquier deporte o actividad en el agua.

El funcionamiento es el mismo. Un flotador, y un pequeño cartucho de CO2 comprimidos en una especie de pulsera que se debe llevar en la muñeca, que al inflarse te lleva a la superficie. Lo pueden usar tanto niños a partir de los 6 años como adultos, ya que pese a tener un peso inferior a los 140 gramos, una vez inflado el dispositivo puede llevar a la superficie a personas de hasta 124 kilos. También incluye también un silbato y una brújula en la propia correa.

Lo mejor es que Kingii es totalmente reutilizable, ya que basta con volver a meter el flotador en su compartimento y cambiar la cápsula de CO2 para estar listo otra vez.

Un invento muy sencillo que puede salvar vidas y que ha encantado al público en general. Los creadores de esta idea lanzaron una campaña para recaudar fondos en la web Indiegogo con el objetivo de conseguir 65.000 dólares para desarrollar el negocio y han conseguido la friolera de 400.000 dólares en tan solo 20 horas.

El precio de un salvavidas de bolsillo con dos cápsulas de CO2 ronda los 50 euros.