Hobie Alter: La innovación en el surf

hobie alter
El pasado sábado moría en su casa de Palm Desert, Hobie Alter. A este innovador hombre le debemos las tablas de surf hechas con foam, y la consiguiente popularización y modernización del surf producida a mediados del siglo pasado. El mundo de la vela le debe también mucho, fue el inventor del Hobie Cat, que hizo accesible a las masas la práctica de la vela.

En su homenaje, he traducido el obituario que ayer apareció en Los Angeles Times.

Cuando era joven, Hobie Alter tenía una visión clara de su futuro: No quería trabajar en ningún sitio que requiriera zapatos de vestir, y tampoco quería trabajar más al este del Pacific Coast Highway.

Y lo consiguió.

Hijo de un agricultor de naranjas, a Alter se adjudican las innovaciones necesarias que permitieron surfear tablas mucho menos pesadas, y navegar a gente que no podía permitirse el ser socio de un club náutico.

Conocido en todos lados de costas y lagos simplemente como "Hobie", Alter desarrolló la producción en masa de foam para tablas de surf. Posteriormente popularizó la vela inventando un catamarán ligero y de prestaciones.

El pasado sábado murió en su casa en Palm Desert, según la noticia publicada en http://www.hobie.com , la página web de su empresa. Tenía 80 años. No ha sido revelada la causa de su muerte.

A Alter le fue diagnosticado cáncer hace unos cinco años y desde entonces ha experimentado serios problemas de salud, ha dicho Paul Holmes, autor del libro "Hobie: Maestro del Agua, Viento y olas", una biografía de 2013.

Diseñador innovador, autodidacta y empresario, Alter era un hombre de negocios que llevaba pantalones cortos en vez de trajes y que se guió por su imaginación por encima de todo.

"Estoy haciendo dinero produciendo cosas que me dan placer, haciendo exactamente lo que quiero hacer", dijo Alter a un periodista en 1977. "Imagino que soy muy afortunado."

Al principio tan solo había varios cientos de surfistas que arrastraban sus tablas de pesada madera pesados en las aguas del sur de California en 1958, cuando Alter y el entonces compañero Gordon "Grubby" Clark perfeccionaron el delicado proceso químico de hacer foam para tablas de surf y que podía ser personalizado en menos de una hora.

Inicialmente fue descartado como endebles endebles juguetes, Hobie los puso de moda. En menos de un año, las tablas de madera utilizadas desde tiempos inmemorables por los hawaianos quedaron obsoletas.

El momento no podía haber sido mejor. Al año siguiente, la película "Gidget" introdujo a la nación la subcultura californiana de la diversión. El interés en el deporte aumentó y Alter - llamado el Henry Ford de surf - estaba allí para proporcionar el vehículo.

Pronto su taller de Dana Point estaba produciendo 250 tablas de foam a la semana y se convirtió en el epicentro de la floreciente cultura del surf de California, un lugar por donde pasaron los mejores shapers de su generación.

Después de abrir tiendas de surf en San Diego, Hawaii, Peru y en la Costa Este con su nombre, patrocinar a un equipo de surf profesional en el que estaban Phil Edwards, Joey Cabell, y Corky Carroll entre otros, su firma en las tablas de surf Hobie, otra innovación empresarial que impulsó las ventas.

La marca Hobie dominó el negocio de la tabla de surf en la década de 1970. Hoy en día, el las tablas de surf hechas con foam siguen siendo el estándar para una industria que Alter ayudó a crear hace más de medio siglo.

"El ha sido uno de los pilares en los que el deporte del surf se ha construido", ha comentado Steve Pezman, historiador de surf, y editor de la revista Surfer's Journal. "Era un enamorado de la invención. En cuanto le interesaba algo, veía la forma de mejorarlo y hacer una versión mejor. Una vez que esto llegaba a ser repetitivo, se interesaba por otra nueva cosa".

A mediados de la década de 1960, con el auge de su negocio de surf, Alter volvió su inquieta imaginación a un nuevo pasatiempo: la vela.

Al igual que con las tablas de surf de madera, Alter vió un problema inherente en su catamarán de 300 kilos: se necesitaban por lo menos cuatro personas para llevarlo hasta el agua. La vela no debería ser tan difícil, pensó.

Después de más de un año de experimentos, Alter hizo publico el "Hobie Cat". Un catamarán de 14 pies lo suficientemente ligero como para que una persona lo arrastre y lo suficiente pequeño para ser remolcado por un coche pequeño.

"Democratizó totalmente la vela," ha declarado Holmes, el biógrafo de Alter. "Antes de finales de los 60, estaba reservado a una pequeña élite. Pero después de esto podías comprar un Hobie 14 por 999 dólares con remolque y todo."

Al principio fue considerado como un fragil juguete por el estamento de la vela, pero el relativamente barato Hobie Cat era rápido, facil de maniobrar y muy popular entre los principiantes. La revista Life publicó una foto titulada "Un gato que vuela". En seis años fueron vendidas más de 30.000 unidades, de acuerdo con la revista Forbes.

El Hobie Cat original y sus posteriormente modelos hicieron por la vela lo mismo que las tablas de foam hicieron para el surf: hacerlo accesible a las masas.

"Los clubes náuticos estaban en decadencia debido al catamarán porque un tío con una pequeña inversión iba más rápido de lo que iban ellos en sus barcos de millones de dólares", dijo Alter al Surfer's Journal en 2009.

Alter vendió su compañía de catamaranes a Coleman Corp. por 3.6 millones de dólares en 1976 y volvió su atención a otros proyectos.

Desarrolló un planeador de radio control apodado Hobie Hawk. Introdujo una línea de tablas de skate, diseñó una nueva moto de agua, incluyendo el popular Hobie 33, un monocasco de carreras rápido y ágil. Además llegó a acuerdos de licencia internacionales para prestar su nombre a líneas de trajes de baño, ropa deportiva y gafas de sol que el mismo diseñó.

"Es curioso, estuvimos en una feria de surf en Florida, mostrando nuestra línea de ropa, donde también teníamos un stand de tablas de surf," Alter contaba a The Times en 1984. "Algunos niños acercaron y uno de ellos dijo, 'Mira, Hobie pone su nombre a todo. Hasta lo llevan las tablas de surf.'"

Hobart Laidlaw Alter nació el 31 de octubre de 1933, en Ontario. Llevaba la invención en la sangre: A los 5 años, diseñó una cometa que fue premiada.

La familia de Alter veraneaba en Laguna Beach, donde Hobie aprendió a surfear.

Cuando era adolescente, aprendió de Walter Hoffman, uno de los pioneros de surf de olas grandes, el arte de convertir un trozo de madera de balsa en un instrumento para deslizarse por el agua. Vendió esa tabla por 65 dólares, una ganancia de 20. Hizo tres más en el garaje de sus padres y rápidamente las vendió también.

"Nadie me había dado nunca dinero por algo que había hecho," dijo Alter a un periodista. "Me pareció que era bastante chulo."

Alter se graduó de la Escuela Secundaria de Chaffey, en Ontario y asistió al Chaffey College, dividiendo su tiempo libre entre el esquí y el surf, dependiendo del tiempo hasta que decidió trasladarse a Laguna y concentrarse en hacer tablas.

Se trasladó al garaje de sus padres en 1954 y utilizó una herencia de 8.000 dólares para abrir la primera tienda de surf del condado de Orange en la carretera costera en Dana Point. Alter pensó que si el negocio de surf no funcionaba, siempre podía ganarse la vida como ebanista.

Tranquilo e incómodo en las multitudes, Alter le gustaba pasar horas y horas experimentando hasta encontrar algo que podría mejorarse.

Pero esa afición tuvo un coste: cinco matrimonios.

"Tengo tendencia a involucrarme demasiado con mis proyectos. Me levantaba a las 4 o 6 de la mañana, escuchar como repartían el periódico y saber que era hora de irme", dijo a The Times en 1977. "No es lo mejor para el matrimonio. Tiende a llevar a la locura a todo el que te rodea."

A principios de 1990, Alter, literalmente, se embarcó rumbo a su lugar de jubilación en las Islas de San Juan en el estado de Washington en un catamarán con motor diesel de 60 pies de él mismo construyó.

"Lo más importante para Hobie era divertirse en todo lo que hacía", dijo Dick Metz, un amigo de la infancia, socio de negocios de Alter, y fundador de la sede en San Clemente Surfing Heritage Foundation . "Él no quería dirigir un negocio".

"Hobie fue muy afortunado", añadió Metz. "Los chicos que estaban cerca de él podrían haberle robado sin problema. Si le preguntabas, '¿No quieres ver los estados financieros? Me decía: 'No, si es lo suficientemente bueno para ti, es lo suficientemente bueno para mí.' Esa fue su respuesta estándar durante 50 años. Su filosofía era si construyes algo que guste a la gente, el dinero llegará luego".

Le sobreviven su esposa, Susan, sus hermanas Carolyn y Lillian, su hija Paula; hijos Hobie junior y Jeff, ocho nietos y una bisnieta.

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