Paddle Surfers rescatan a un hombre en la ría
Gonzalo Villadangos, su hermano Carlos; un amigo, Gerardo Ordás y su hijo Guillermo, de 14 años, superaron ayer la pereza y, pese al viento y al frío, se animaron a pasear sobre la ría. «Al final nos decidimos». La «casualidad» quiso que se cruzaran en su camino con un hombre que había caído a la ría y que se aferraba a un pilar de la orilla. Le salvaron la vida. Aficionados al paddle surf, un deporte que consiste en remar de pie sobre una tabla de surf, los cuatro se acercaron hasta Zorrozaurre, «el pantalán más accesible», y embutidos en trajes de neopreno comenzaron a remontar la ría hacia el Ayuntamiento.
Eran aproximadamente las tres de la tarde y cuando atravesaban las inmediaciones del palacio Euskalduna, a la altura de la cancha de baloncesto, Gonzalo se quedó un poco rezagado. Algo en la orilla derecha llamó su atención. «Parece que hay una persona ahí», pensó. «Será un buceador, voy a acercarme», se dijo con curiosidad. La marea estaba baja y quedaban al aire los pórticos que sujetan los muelles. El agua se metía entre las columnas y comprobó que «un señor estaba agarrado a un pilar». «De repente me di cuenta de que estaba blanco, hipotérmico, no podía ni hablar, tenía los labios morados y estaba temblando».
«No sabía nadar»
Gonzalo es médico, especialista en estética, y ha creado con su hermano una empresa llamada Bilbaocoaching.es, que combina el deporte con la inteligencia emocional y la comunicación. Como pudo, el hombre, llamado José Manuel, le explicó que se había caído al asomarse a la ría desde los escalones, cubiertos por un musgo resbaladizo, y que «llevaba desde la mañana». «No puede ser, hubiera estado muerto, estaría desorientado», cree. El agua le llegaba hasta el cuello, la corriente le impedía avanzar. «Tenía unas escaleras a 10 metros, pero no sabía nadar». Gonzalo llamó entonces a sus acompañantes y «entre todos hicimos un triángulo». El viento y la corriente complican la navegación sobre una tabla de paddle surf. «Subirse en una no es nada fácil, y menos con una hipotermia», por lo que decidieron ayudar al hombre a que se apoyara en las tablas para acercarle hasta las escaleras mientras llamaban al 112. Casualmente, llevaban un teléfono móvil en una funda impermeabilizada y dos cámaras en las tablas. «Con una hipotermia en el agua, en 15 minutos puedes estar muerto». En ese momento, se dieron cuenta de que «sangraba de las manos de agarrarse a la piedra, en el agua la piel se desgarra con facilidad», explica Gonzalo. Él y sus compañeros le daban ánimos y le intentaban tranquilizar.
En ese momento, apareció una lancha de los Bomberos, que cuentan con un parque bajo el puente de Deusto. Un hombre rana con aletas se lanzó a rescatar a Juan Manuel. Estaba vestido, calzado y aún llevaba puesta la bandolera, tal como cayó. Le sacaron del agua por la escalinata. Los sanitarios le cubrieron con una manta térmica y le trasladaron al hospital. Los cuatro deportistas siguieron remando y a la vuelta comprobaron que al subir la marea el pilar al que se sujetaba Juan Manuel estaba sumergido. Se preguntan qué hubiera pasado si no llegan a aparecer.
Noticia original aparecida en El Correo: «Le sangraban las manos de agarrarse a la piedra»
Eran aproximadamente las tres de la tarde y cuando atravesaban las inmediaciones del palacio Euskalduna, a la altura de la cancha de baloncesto, Gonzalo se quedó un poco rezagado. Algo en la orilla derecha llamó su atención. «Parece que hay una persona ahí», pensó. «Será un buceador, voy a acercarme», se dijo con curiosidad. La marea estaba baja y quedaban al aire los pórticos que sujetan los muelles. El agua se metía entre las columnas y comprobó que «un señor estaba agarrado a un pilar». «De repente me di cuenta de que estaba blanco, hipotérmico, no podía ni hablar, tenía los labios morados y estaba temblando».
«No sabía nadar»
Gonzalo es médico, especialista en estética, y ha creado con su hermano una empresa llamada Bilbaocoaching.es, que combina el deporte con la inteligencia emocional y la comunicación. Como pudo, el hombre, llamado José Manuel, le explicó que se había caído al asomarse a la ría desde los escalones, cubiertos por un musgo resbaladizo, y que «llevaba desde la mañana». «No puede ser, hubiera estado muerto, estaría desorientado», cree. El agua le llegaba hasta el cuello, la corriente le impedía avanzar. «Tenía unas escaleras a 10 metros, pero no sabía nadar». Gonzalo llamó entonces a sus acompañantes y «entre todos hicimos un triángulo». El viento y la corriente complican la navegación sobre una tabla de paddle surf. «Subirse en una no es nada fácil, y menos con una hipotermia», por lo que decidieron ayudar al hombre a que se apoyara en las tablas para acercarle hasta las escaleras mientras llamaban al 112. Casualmente, llevaban un teléfono móvil en una funda impermeabilizada y dos cámaras en las tablas. «Con una hipotermia en el agua, en 15 minutos puedes estar muerto». En ese momento, se dieron cuenta de que «sangraba de las manos de agarrarse a la piedra, en el agua la piel se desgarra con facilidad», explica Gonzalo. Él y sus compañeros le daban ánimos y le intentaban tranquilizar.
En ese momento, apareció una lancha de los Bomberos, que cuentan con un parque bajo el puente de Deusto. Un hombre rana con aletas se lanzó a rescatar a Juan Manuel. Estaba vestido, calzado y aún llevaba puesta la bandolera, tal como cayó. Le sacaron del agua por la escalinata. Los sanitarios le cubrieron con una manta térmica y le trasladaron al hospital. Los cuatro deportistas siguieron remando y a la vuelta comprobaron que al subir la marea el pilar al que se sujetaba Juan Manuel estaba sumergido. Se preguntan qué hubiera pasado si no llegan a aparecer.
Noticia original aparecida en El Correo: «Le sangraban las manos de agarrarse a la piedra»
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