La crisis y el surf

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Ayer encontré un interesante artículo distribuido por France-Presse a docenas de periódicos de todo el mundo sobre cómo ha afectado la crisis y el desempleo a los surfistas y a la industria del surf.

Lo podéis leer en su versión original o en la versión traducida por mi.

Haciendo frente a la crisis en el surf español


En lugar de estar deprimido en su casa, legiones de españoles desempleados están surfeando la crisis económica en algunas de las mejores olas de Europa, impulsando un boom del este deporte en el norte del país.

Con uno de cada cuatro personas sin trabajo en España, los profesionales de surf dicen que el número de surfistas se ha disparado en los últimos dos o tres años, desde Galicia hasta la frontera con Francia.

"Creo que la gente ha decidido coger el dinero del paro y surfear tanto como puedan con el", asegura Michael Dobos, que dirige una escuela de surf en el pueblo de Mundaka, hogar de una de las olas más codiciadas del continente.

"Desde que estalló la crisis, hay el triple de personas en el agua", comenta Federico Ibazetor, que dirige la escuela de surf en Cabo Billano, cerca de Plentzia.

Tanto Dobos como Agustín Ciriza, un instructor de surf que dirige la empresa con sede en San Sebastián, Gorilla Trip, estuvieron de acuerdo con la estimación.

"No tienen trabajo, por lo que tienen más tiempo para surfear. Son en su mayoría jóvenes, ya que es más fácil despedir a los jóvenes que a los mayores ", agregó Ibazetor.

En Plentzia, los aparcamientos de la playa, que antes estaban vacios entre semana, ahora están llenos.

"A las 10 de la mañana de un lunes hay un montón de gente cambiándose o ya en el agua", comentaba Nicolás Vázquez, mientras se quita el traje de surf.

Vázquez está terminando una licenciatura en economía, pero los amigos con los que surfea por Plentzia son principalmente trabajadores de la construcción desempleados o mecánicos.

Y no sólo son los trabajadores de baja cualificación los que tienen tanto tiempo para surfear.

El biólogo marino Mikel Serrano salió de la universidad hace dos años y no ha conseguido un contrato fijo todavía.

"Es un mes con contrato, cuatro meses no. Todos estamos desempleados", dijo, señalando a un grupo de surfistas que estaban comiendo un bocadillo en el aparcamiento de Plentzia.

"Hay menos trabajo, menos subsidios, menos formación, y menos investigación entre los científicos. Es duro".

Otra persona de Bilbao, que no quiso dar su nombre, deseó tener menos tiempo para surfear.

"He estado sin trabajo durante nueve meses. Es muy duro", dijo al tiempo que cerraba su impecable Jaguar, para después coger su tabla y se dirigirse al agua.

Si bien los surfistas de toda la vida no están contentos del incremento del número de surfistas, las escuelas de surf están encantadas.

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La competencia entre las escuelas ha impulsado una bajada en los precios. En Mundaka una clase de surf con un grupo durante dos horas cuesta unos 40 euros (40 dólares) incluyendo traje de surf y tablas. Los precios en San Sebastián son parecidos o incluso más bajos.

En la Prado Surf School, en Galicia, un paquete de cuatro clases al mes cuesta sólo 54 euros en invierno.

Durante los dos últimos veranos las escuelas no solo se han llenado en verano, si no que lo han hecho también durante los puentes del otoño, debido a que ha habido muchas familias que han decidido pasar sus vacaciones cerca de casa en vez de viajar al extranjero.

"Se pueden ver a tres generaciones en el agua juntos en estos días, abuelo, padre e hijo", dijo un profesor.

Los encargados de la escuela también comentaron que el surf en Europa, largamente asociado al consumo de drogas, a faltar al colegio, y en general a ser un deporte de vagos, ha abandonado esa imagen negativa.

En su lugar, el surf consigue combinar la imagen de una vida sana, la naturaleza orientada al deporte, y que todavía emite unas vibraciones "guays", señaló Ciriza, de Gorilla Trip.

O como dijo un surfista de Mundaka: "Ahora hay pijos en el agua".

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Las tiendas españolas de surf, por el contrario, no han podido sacar provecho de este boom.

Pero los trajes rotos o tablas con golpes no son el mayor de los problemas para el surfista medio.

Los principiantes son considerados como los causantes de las malas experiencias de la gente en el agua, solamente por estar en el lugar equivocado en el momento equivocado.

Si tienen que comprar material de surf, muchos se decantan por marcas más baratas o por equipos de segunda mano. Una tabla usada, junto con un traje de surf, rondan los 300 euros

La falta de dinero para nuevos equipos caros significa que las empresas minoristas son muy frágiles, declaraba Jaime Azpiroz, jefe de distribución de Olatu, la fábrica de tablas de surf más grande de Europa.

La compañía, que está a las afueras de San Sebastián, hace tablas de surf de alta gama para marcas como Lost, Channel Islands y la favorita en España, Pukas.

Dicho esto, cuando se trata de accesorios de surf- quillas, parafina, o inventos- Azpiroz asegura que las ventas se han incrementado un 20% entre 2009 y 2012.

Billabong, otra importante marca de surf, se ha visto un aumento similar del 10 por ciento en las ventas de accesorios durante ese período.

En comparación, las ventas de la línea de ropa Billabong - conocida bienes no técnicos- han caído un 20 por ciento al año desde 2009, dijo el representante de la empresa española, Dani García.

Agence France-Presse


Riding out the crisis on Spanish surf

http://www.france24.com/en/20121125-riding-out-crisis-spanish-surf

Rather than mope around at home, legions of unemployed Spaniards are riding out the economic crisis on some of the best waves in Europe, driving a surf boom on the country's northern beaches.

With one in four now out of a job in Spain, surf professionals say the number of surfers has jumped these past two to three years on the stretch of rugged coastline from western Galicia to the border with France.

"I think people are taking their unemployment money and just deciding to surf as much as they can," said Michael Dobos, who runs a surf school in the village of Mundaka, home to some of the continent's most sought-after waves.

"Since the crisis broke there are three times more people in the water," said Federico Ibazetor, who runs the Cabo Billano surf school in nearby Plentzia.

Both Dobos and Agustin Ciriza, a surf instructor who runs the San Sebastian-based activity tour company, Gorilla Trip, agreed with the estimate.

"They don't have work, so they have more time to surf. They are mainly young because it is easier to lay off young people than older ones," Ibazetor added.

Surfers in Plentzia point at beach parking lots which once stood almost empty on weekdays, now full.

"At 10 am on a Monday there are lots of people getting ready to surf or in the water," said Nicolas Vazquez, stripping out of his wetsuit.

Vazquez is finishing an economics degree, but the friends he surfs with in and around Plentzia are mainly unemployed construction workers or car mechanics.

And it's not only manual workers who have more time to surf.

Marine biologist Mikel Serrano has been out of college for two years and hasn't had a fixed work contract yet.

"It's a month here, four months there. We are all unemployed," he said, pointing to a group of surfers eating sandwiches in Plentzia's car park.

"There is less work, fewer grants, less research and less scientific investigation. It's tough."

Another man from Bilbao, who didn't want to give his name, wished he had less time to surf.

"I've been out of work for nine months now. It's very hard," he said as he locked up a spotless Jaguar, grabbed his board and headed for the water.

While long-time surfers are slightly put out by the increased numbers, surf schools are delighted.

Competition between schools has driven lesson costs down. In Mundaka a two-hour group lesson costs 30 euros ($40) including wetsuit and board rental. Prices in San Sebastian are similar or less.

At the Prado Surf School in Galicia a set of four classes a month costs only 54 euros in winter.

For the last two summers schools say classes were not only full, but business continued right up to and past, the mid-Autumn holidays, as cash-strapped families apparently decided to take domestic holidays rather than travel abroad.

"You can see three generations in the water together these days, grandfather, father and son," said one manager.

School managers also say surfing in Europe -- long associated with drug-taking, skipping school and generally lazing about -- has ditched that negative image.

Instead, surfing manages to combine the image of a healthy, nature-oriented sport, and one that still gives off "cool" vibes, said Gorilla Trip's Ciriza.

Or as a Mundaka surfer said, "There are pijos (posh people) in the water now".

Spanish surf shops, on the other hand, have failed to cash in on the boom.

Ripped wetsuits and dinged-up boards are not a problem for surfers, generally indicating the owner is more than just a "grom", or beginner.

Groms are voted most likely to ruin an experienced surfer's wave, simply by being in the wrong place at the wrong time.

If they have to buy, many surfers these days choose either cheaper board brands, or root around for second hand equipment. A used board, plus wetsuit, can be had for about 300 euros.

The lack of cash for expensive new gear means retail businesses are fragile, said Jaime Azpiroz who is distribution manager for Olatu, Europe's biggest surfboard factory.

The company, which is just outside San Sebastian, makes boards for up-market brands such as Lost, Channel Islands and one of Spain's favourites, Pukas.

That said, when it comes to basic surf equipment -- fins, boards, leashes and wax -- Azpiroz says between 2009 and 2012 he's seen an annual increase of about 10 percent in sales.

Billabong, another major surf brand, has seen a similar 10 percent increase in sales of basic surf gear over the period.

By comparison, sales of Billabong's clothing line -- known as "non-technical" goods -- have been down about 20 percent a year since 2009, said the company's Spanish representative, Dani Garcia.

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