<div style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhdnYsNwr3dYSzfS7woWCzygx6gEkBaM4jjmlVbRLY5eLWqCLflBGUNdkp8iGqV9Bk9DXgAd0vGmJ_07GW_xwR90sKyl4c8YCz0BCA4Bb_sn0y58Co-tG6es2sJhACjreSYsJNFn-hYcXo/s1600/sopelana01.jpg"><img border="0" height="360" loading="lazy" rel="image_src" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhdnYsNwr3dYSzfS7woWCzygx6gEkBaM4jjmlVbRLY5eLWqCLflBGUNdkp8iGqV9Bk9DXgAd0vGmJ_07GW_xwR90sKyl4c8YCz0BCA4Bb_sn0y58Co-tG6es2sJhACjreSYsJNFn-hYcXo/s1400-rw/sopelana01.jpg" style="max-width: 100%;border: 0;" width="640" /></a></div>Surfear hasta el anochecer es un lujo que pocos se pueden permitir. El trabajo, la familia, los estudios, y un largo etcetera lo hacen casi imposible.<br><br>Pero hay veces que todo cuadra, los planetas se alinean, hay olas, y el baño se produce.
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