Recuerdos del invierno
Imagino que todos habréis tenido la misma experiencia, a no ser que tengáis una furgoneta. Es invierno y hace mucho frío. Da lo mismo, porque un baño es un baño, y tu 5/3 lo aguanta todo. O eso crees.
Después de un rato llega la hora de salir del agua. Caminando por la arena con el traje mojado empiezas a sentir de verdad el frío, pero la hora de verdad es cuando llegas al coche. Con las manos entumecidas tratas de girar la llave. Normalmente no tienes éxito la primera vez, ya ha habido veces que has tenido que pedir ayuda a algún amigo o desconocido menos friolero que tu. Ahora toca quitarse el traje.
Tiritando, te quitas los escarpines, que esconden pies más pálidos que los de un muerto. Te quitas la parte de arriba y te secas con la toalla húmeda del baño de ayer. En ese momento es cuando reflexionas si realmente entrar en el agua ha merecido la pena. El "un baño es un baño" deja de ser una verdad absoluta para convertirse en relativa. Si realmente ha sido bueno cargas con eso y más, pero si ha sido mediocre, las olas se recuerdan más cerronas y el mar más revuelto.
Con el traje metido ya en la bolsa de Ikea y a medio vestir, las convulsiones por el frío empiezan a remitir, y el baño ya no te parece tan malo.
Ni me imagino lo que será pegarse un baño en New Hampshire, como el del vídeo de arriba.
Después de un rato llega la hora de salir del agua. Caminando por la arena con el traje mojado empiezas a sentir de verdad el frío, pero la hora de verdad es cuando llegas al coche. Con las manos entumecidas tratas de girar la llave. Normalmente no tienes éxito la primera vez, ya ha habido veces que has tenido que pedir ayuda a algún amigo o desconocido menos friolero que tu. Ahora toca quitarse el traje.
Tiritando, te quitas los escarpines, que esconden pies más pálidos que los de un muerto. Te quitas la parte de arriba y te secas con la toalla húmeda del baño de ayer. En ese momento es cuando reflexionas si realmente entrar en el agua ha merecido la pena. El "un baño es un baño" deja de ser una verdad absoluta para convertirse en relativa. Si realmente ha sido bueno cargas con eso y más, pero si ha sido mediocre, las olas se recuerdan más cerronas y el mar más revuelto.
Con el traje metido ya en la bolsa de Ikea y a medio vestir, las convulsiones por el frío empiezan a remitir, y el baño ya no te parece tan malo.
Ni me imagino lo que será pegarse un baño en New Hampshire, como el del vídeo de arriba.
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