Diez olas de Kelly Slater (1º parte)
La revista Esquire, en su edición del verano, ha dedicado un reportaje al diez veces campeón del mundo bajo el título "Diez olas de kelly Slater". No es que escriba nada nuevo, todo indica que se ha basado en la biografía de Slater, pero es un interesante resumen de su vida en pocas líneas.
Aquí os dejo la primera parte del artículo. La segunda la tendréis el lunes.
Diez veces (diez) campeón del mundo, leyenda del surf, rockero a tiempo parcial y pequeño filósofo. La vida de Kelly Slater da para mucho, pero nosotros la hemos resumido en diez olas perfectas. Encera tu tabla, comprueba la dirección del viento y rema hasta dentro del océano. Prepárate, por ahí asoma la primera cresta...
1ª OLA: PA’A KA WAHA (OBSERVAR, CALLAR Y APRENDER)
El Dalai Lama creció junto a un estanque. Sin embargo, no sabe nadar. Un día se cayó dentro y estuvo a punto de ahogarse. Se lo contó a Kelly una tarde en Oahu. Él también estuvo a punto de ahogarse. “Un día me comí una ola y me golpeé en la cabeza. El latigazo fue salvaje. Desperté horas después sin recordar nada. Con el tiempo he comprendido que aquel día estuve a punto de morir. Al mar no debes tenerle miedo, pero tampoco perderle el respeto”, explica Kelly. Dennie Solomon, Mark Foo o Todd Chesser tuvieron menos suerte.
Kelly nació en Cocoa Beach, una playa de Florida atiborrada de jubilados y de dóciles olas que rompen lejos de la orilla. Perfectas para aprender a surfear. Su madre siempre le mandaba a la playa. Incluso enfermo, “porque el mar lo cura todo”. El océano era su jardín. Allí vio surfear la primera ola y allí se subió a una tabla con cinco años. El mar es su aliado. A él huía para evitar las broncas que su madre echaba a su padre cuando llegaba borracho. En él se refugiaba cuando se escapaba del colegio. El mar le ha dado alegrías, pero también disgustos. “Cada ola es un Himalaya, para lo bueno y para lo malo”.
2ª OLA: ‘IKE ‘IA NO KA LOEA I KE KUAHU (UN HOMBRE ES RECONOCIDO POR LA ALTURA DE SUS LOGROS)
“La ola es para quien se la trabaja”. Esa filosofía convierte a Slater en el chico de moda de los ochenta: títulos anuncios... Bagaje suficiente para desencadenar una guerra entre las majors: Quiksilver, Billabong ... Lo resuelve con esa lógica aplastante que gobierna su vida. Soy surfero, ¿Qué mejor marca que las más surfera? Hoy es copropietario de Quiksilver. Para empezar, cuestiona la manera de entender el surf. Las olas son para domarlas… Pasa en pocos meses de descarado novato a aspirante, y de ahí a campeón.
En 1992 se convierte, a sus veinte años, en el campeón del mundo más joven. Repite en 1994, 1995, 1996, 1997 y 1998. Se divierte, gana, evoluciona las tablas junto al shaper master Al Merrick... Innova el surf alternando la competición y surf libre, introduciendo figuras y reinando en el Everest de este deporte, el Pipeline de Oahu, Hawai. “Ese lugar te atrapa. Uno nunca puede dominar sus olas. El mundo se para cuando ante ti se eleva un muro de agua de seis metros. Es una situación límite que inquieta, excita, asusta”. En 1999, con seis mundiales, cinco consecutivos, King Kelly pierde la motivación y aparca el surf profesional. “me saturé. El surf me aburría, llegué a un estado de hastío mental. El surf había dejado de ser un desafío. No había ola lo suficientemente complicada ni rival lo suficientemente bueno”.
3º OLA: I ULU NO KA LALA I KE DUMU (LA ENVERGADURA DEL ÁRBOL DEPENDE DEL TRONCO, NO DE LA RAMA)
Si le dieran una pistola con una sola bala, mataría, sin dudarlo un segundo, a Jimmy Slade. No se alarmen, Slade no existe. Es un invento de David Hasselhoff para alistar a Kelly en Los vigilantes de la playa. Kelly dio vida a este surfero en la serie allá por 1992. Lo que parecía un brillante ejercicio de oportunismo populista de Hasselhoff y una inmejorable campaña gratuita de márketing para el pujante Kelly, terminó como el rosario de la aurora. El personaje llegó a luchar con un pulpo gigante, lo que convirtió a Kelly en el hazmerreír en el mundo del surf. Años después, los rivales aún le llaman Kelly Slade. “Llegaba a cabrearme mucho”, confiesa el de Cocao Beach. Allí también tuvo la oportunidad de conocer a una tierna Anderson, que por entonces todavía no lucía su actual look XXL.
Anderson y Slater se convirtieron en la pareja del momento para alborozo de Michael Knight, quien tras cambiar El coche fantástico por el ejército de neumáticas socrorristas, se convirtió en el rey del kitsch, abusando de la slow motion en sus empalagosas carreras por Venice Beach. Slate no quiere ni oír hablar de todo aquello, aunque a cambio descubriera la televisión y las celebrities. Pamela fue la primera de una larga lista de novias famosas: Gisele Bündchen, Bar Rafaeli, Cameron Díaz...”¿Cameron, también? Pero hombre, si es como una hermana”.
Este Adonis de piel cobriza, mezcla del tostado solar y su ascendencia siria, ojos claros como las aguas hawaianas, y cuerpo apolíneo, ha desfilado para Arman y Versace y prestado su rostro a L’Oreal. Sin embargo, su idea de la televisión ha cambiado mucho: “Produciré documentales y escribiré guiones. Ante la cámara no me apetece repetir”. Y lo dice mientras uno le imagina luchando con un pulpo gigante como si fuera un marinero del Nautilus. Digno del mejor Jean Paul Gaultier.
4º OLA: O KA MAKAPO WALE NO KA MEA HAPAPA I KA POULI (SOLO EL CIEGO PALPA EN LA OSCURIDAD)
“Quién es Kelly Slater? Joder, ¡qué difícil! Soy un tío normal al que le gusta el surf, aunque eso es obvio. No bebo alcohol y como lo más sano posible. Mucho vegetal y mucha comida orgánica. No mezclo proteínas e hidratos de carbono. Y trato de dormir un mínimo de ocho horas. No debería revelarlo, pero mi secreto es tomar cada día una cucharada de jarabe de arce. Controla mi azúcar. Y litros y litros de té para limpiar mi estómago. Un buen libro, mi iPod cargado de música de Talking Heads, Eddie Vedder o Elvis Costello y dos o tres día a la semana tirando bolas para bjar mi hándicap. Soy un tío normal. Más o menos, ¿no?”.
5º OLAS: UWE KA LANI, OLA KA HONUA (CUANDO EL CIELO LLORA, LA TIERRA VIVE)
“En 1998 aparqué la tabla y recuperé la guitarra. Llamé a dos colegas (Rob Machado y Peter King) y montamos The Surfers. ¿Cómo íbamos a llamarnos? Cada grupo tiene el nombre que debe tener. ¿Rebautizarías a los Stones? Sacamos un disco y la cosa fue bien en Japón, pero odio trasnochar”. La música le ha dado buenos amigos. Entre ellos, Eddie Vedder, líder de Pearl Jam, que hizo el camino inverso (harto de la persecución mediática, se refugió en el mar surfeando con Slater). Sin embargo, Kelly nunca acabó de encontrarle el punto a lo de subirse al escenario. “Si me dan a elegir entre una ola de cinco metros o tocar ante mil personas, les diré que nunca llegaré a ser Jack Jonson”.
En 2002 Kelly desempolvó el traje de neopreno y regresó al agua. Comenzó ganando dos pruebas en Australia, pero una lesión le dejó KO. Cuando volvió a surfear, se le notaba algo distraído. Llegaba tarde a calentar y estaba más pendiente de ser telonero de Pearl Jam o Ben Harper. Esta tesitura la aprovechó un nativo de u playa de Oahu, Andy Irons, para arrebatarle el Mundial. “Regresé para ganar. No me hizo nada de gracia no hacerlo”. Palabras altisonantes, rivalidad dentro y fuera del agua... Irons disparó el karma del espiritual Slater… Si 2002 fue un varapalo para Kelly, 2003 y 2004 no pintaron mejor. La leyenda de Slater comenzaba a hacer agua.
1ª OLA: PA’A KA WAHA (OBSERVAR, CALLAR Y APRENDER)
El Dalai Lama creció junto a un estanque. Sin embargo, no sabe nadar. Un día se cayó dentro y estuvo a punto de ahogarse. Se lo contó a Kelly una tarde en Oahu. Él también estuvo a punto de ahogarse. “Un día me comí una ola y me golpeé en la cabeza. El latigazo fue salvaje. Desperté horas después sin recordar nada. Con el tiempo he comprendido que aquel día estuve a punto de morir. Al mar no debes tenerle miedo, pero tampoco perderle el respeto”, explica Kelly. Dennie Solomon, Mark Foo o Todd Chesser tuvieron menos suerte.
Kelly nació en Cocoa Beach, una playa de Florida atiborrada de jubilados y de dóciles olas que rompen lejos de la orilla. Perfectas para aprender a surfear. Su madre siempre le mandaba a la playa. Incluso enfermo, “porque el mar lo cura todo”. El océano era su jardín. Allí vio surfear la primera ola y allí se subió a una tabla con cinco años. El mar es su aliado. A él huía para evitar las broncas que su madre echaba a su padre cuando llegaba borracho. En él se refugiaba cuando se escapaba del colegio. El mar le ha dado alegrías, pero también disgustos. “Cada ola es un Himalaya, para lo bueno y para lo malo”.
2ª OLA: ‘IKE ‘IA NO KA LOEA I KE KUAHU (UN HOMBRE ES RECONOCIDO POR LA ALTURA DE SUS LOGROS)
“La ola es para quien se la trabaja”. Esa filosofía convierte a Slater en el chico de moda de los ochenta: títulos anuncios... Bagaje suficiente para desencadenar una guerra entre las majors: Quiksilver, Billabong ... Lo resuelve con esa lógica aplastante que gobierna su vida. Soy surfero, ¿Qué mejor marca que las más surfera? Hoy es copropietario de Quiksilver. Para empezar, cuestiona la manera de entender el surf. Las olas son para domarlas… Pasa en pocos meses de descarado novato a aspirante, y de ahí a campeón.
En 1992 se convierte, a sus veinte años, en el campeón del mundo más joven. Repite en 1994, 1995, 1996, 1997 y 1998. Se divierte, gana, evoluciona las tablas junto al shaper master Al Merrick... Innova el surf alternando la competición y surf libre, introduciendo figuras y reinando en el Everest de este deporte, el Pipeline de Oahu, Hawai. “Ese lugar te atrapa. Uno nunca puede dominar sus olas. El mundo se para cuando ante ti se eleva un muro de agua de seis metros. Es una situación límite que inquieta, excita, asusta”. En 1999, con seis mundiales, cinco consecutivos, King Kelly pierde la motivación y aparca el surf profesional. “me saturé. El surf me aburría, llegué a un estado de hastío mental. El surf había dejado de ser un desafío. No había ola lo suficientemente complicada ni rival lo suficientemente bueno”.
3º OLA: I ULU NO KA LALA I KE DUMU (LA ENVERGADURA DEL ÁRBOL DEPENDE DEL TRONCO, NO DE LA RAMA)
Si le dieran una pistola con una sola bala, mataría, sin dudarlo un segundo, a Jimmy Slade. No se alarmen, Slade no existe. Es un invento de David Hasselhoff para alistar a Kelly en Los vigilantes de la playa. Kelly dio vida a este surfero en la serie allá por 1992. Lo que parecía un brillante ejercicio de oportunismo populista de Hasselhoff y una inmejorable campaña gratuita de márketing para el pujante Kelly, terminó como el rosario de la aurora. El personaje llegó a luchar con un pulpo gigante, lo que convirtió a Kelly en el hazmerreír en el mundo del surf. Años después, los rivales aún le llaman Kelly Slade. “Llegaba a cabrearme mucho”, confiesa el de Cocao Beach. Allí también tuvo la oportunidad de conocer a una tierna Anderson, que por entonces todavía no lucía su actual look XXL.
Anderson y Slater se convirtieron en la pareja del momento para alborozo de Michael Knight, quien tras cambiar El coche fantástico por el ejército de neumáticas socrorristas, se convirtió en el rey del kitsch, abusando de la slow motion en sus empalagosas carreras por Venice Beach. Slate no quiere ni oír hablar de todo aquello, aunque a cambio descubriera la televisión y las celebrities. Pamela fue la primera de una larga lista de novias famosas: Gisele Bündchen, Bar Rafaeli, Cameron Díaz...”¿Cameron, también? Pero hombre, si es como una hermana”.
Este Adonis de piel cobriza, mezcla del tostado solar y su ascendencia siria, ojos claros como las aguas hawaianas, y cuerpo apolíneo, ha desfilado para Arman y Versace y prestado su rostro a L’Oreal. Sin embargo, su idea de la televisión ha cambiado mucho: “Produciré documentales y escribiré guiones. Ante la cámara no me apetece repetir”. Y lo dice mientras uno le imagina luchando con un pulpo gigante como si fuera un marinero del Nautilus. Digno del mejor Jean Paul Gaultier.
4º OLA: O KA MAKAPO WALE NO KA MEA HAPAPA I KA POULI (SOLO EL CIEGO PALPA EN LA OSCURIDAD)
“Quién es Kelly Slater? Joder, ¡qué difícil! Soy un tío normal al que le gusta el surf, aunque eso es obvio. No bebo alcohol y como lo más sano posible. Mucho vegetal y mucha comida orgánica. No mezclo proteínas e hidratos de carbono. Y trato de dormir un mínimo de ocho horas. No debería revelarlo, pero mi secreto es tomar cada día una cucharada de jarabe de arce. Controla mi azúcar. Y litros y litros de té para limpiar mi estómago. Un buen libro, mi iPod cargado de música de Talking Heads, Eddie Vedder o Elvis Costello y dos o tres día a la semana tirando bolas para bjar mi hándicap. Soy un tío normal. Más o menos, ¿no?”.
5º OLAS: UWE KA LANI, OLA KA HONUA (CUANDO EL CIELO LLORA, LA TIERRA VIVE)
“En 1998 aparqué la tabla y recuperé la guitarra. Llamé a dos colegas (Rob Machado y Peter King) y montamos The Surfers. ¿Cómo íbamos a llamarnos? Cada grupo tiene el nombre que debe tener. ¿Rebautizarías a los Stones? Sacamos un disco y la cosa fue bien en Japón, pero odio trasnochar”. La música le ha dado buenos amigos. Entre ellos, Eddie Vedder, líder de Pearl Jam, que hizo el camino inverso (harto de la persecución mediática, se refugió en el mar surfeando con Slater). Sin embargo, Kelly nunca acabó de encontrarle el punto a lo de subirse al escenario. “Si me dan a elegir entre una ola de cinco metros o tocar ante mil personas, les diré que nunca llegaré a ser Jack Jonson”.
En 2002 Kelly desempolvó el traje de neopreno y regresó al agua. Comenzó ganando dos pruebas en Australia, pero una lesión le dejó KO. Cuando volvió a surfear, se le notaba algo distraído. Llegaba tarde a calentar y estaba más pendiente de ser telonero de Pearl Jam o Ben Harper. Esta tesitura la aprovechó un nativo de u playa de Oahu, Andy Irons, para arrebatarle el Mundial. “Regresé para ganar. No me hizo nada de gracia no hacerlo”. Palabras altisonantes, rivalidad dentro y fuera del agua... Irons disparó el karma del espiritual Slater… Si 2002 fue un varapalo para Kelly, 2003 y 2004 no pintaron mejor. La leyenda de Slater comenzaba a hacer agua.
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