La biografía de Laird Hamilton

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Hoy El Diario Vasco publica un interesantísimo artículo sobre la vida de Laird Hamilton que estuvo ayer en Zarautz firmando autógrafos y tuvo tiempo para darse un bañito en Orrua.

Ha sido una de las personas más innovadoras en el surf. Se dice que inventó el tow-in, el stand up paddle e incluso el kite-surf. Fue el primero que hizo un 360 en una tabla de surf, ha cruzado el Canal de la Mancha sobre una tabla, ha sido modelo, ha protagonizado películas y es el ídolo de muchos.

Una vida impresionantemente intensa.

¿Qué no ha hecho Laird Hamilton? El hombre orquesta de los deportes extremos estuvo ayer de visita en Gipuzkoa, con motivo de la celebración en Anglet de una de las pruebas del campeonato del Mundo de Longboard. Invitado por Oxbow, la casa que le patrocina, tuvo tiempo para surfear en Orrua antes de firmar autógrafos en Zarautz.

Considerado por muchos el mejor surfista de todos los tiempos fuera del ámbito competitivo profesional, en el que el ocho veces campeón del mundo, Kelly Slater, se lleva la palma, Laird Hamilton, de 43 años, ha sabido explotar como nadie sus facultades y también por qué no decirlo, su imagen. Su imponente físico, equiparable al taquillero Tarzán, le ha permitido ejercer de modelo y ser protagonista en películas y series de ficción, al margen de los incontables reportajes que brillan en su carrera.

Deportista consumado destaca en numerosas actividades : surf, windsurf, paddle board, jet ski, body surf...Pero más allá de sus aptitudes extraordinarias es igualmente precursor e inventor de disciplinas que son hoy conocidas por todos: kite-surfing, foil surfing o incluso el skate board todo-terreno.

Su sed de adrenalina le llevó a ser el primero en coger olas gigantes remolcado por motos acuáticas o en utilizar una cometa los días de viento para propulsar su tabla de surf, dando origen al kite-surf. Laird Hamilton es lo más parecido a una caja de sorpresas.

Portada de revistas de surf y otras no tanto -National Geographic, entre otras-, Hamilton tuvo una infancia dura, como no podía ser de otra forma para terminar de dar forma a su persona. Su padre biológico abandonó a su familia tras su nacimiento. El pequeño Laird John Zerfas se crió en la costa norte de Oahu, Hawaii. A los cuatro años conoció en la playa al legendario surfista de olas grandes de los sesenta, Bill Hamilton. El campeón enseñó al muchacho a surfear. Llevado por la admiración que siente por él concertó una cita con su madre: «Ven, te presentaré a mi madre». Amor a primera vista, boda, en resumen, la familia soñada.

Bill Hamilton adoptó a Laird, dándole su apellido. La costa norte de Oahu fue su patio de recreo, con un surfista de olas grandes legendario como padre y entrenador, acabó rompiendo moldes.

La infancia y juventud de Laird en el colegio estuvo marcada por al aislamiento al que era sometido por sus compañeros al ser el único alumno de raza blanca. Era presa fácil para las peleas, de las que aprendió a defenderse gracias a su corpulencia. A los dieciséis, dejó el colegio para comenzar su carrera como modelo. Antes, a los siete años, ya se lanzaba al agua desde dieciocho metros en acantilados de Oahu.

Trabajó como modelo

Años más tarde fue descubierto por un fotógrafo de la edición masculina de la revista italiana Vogue en una playa de Kauai. Obtuvo un contrato como modelo e incluso compartió sesiones de fotos en 1983 con la actriz Brooke Shields. A los veinte ya era un excelente surfista y podría haber dejado el mundo de la pasarela y haber firmado jugosos contratos de publicidad para ropa o participar en campeonatos de surf. Sin embargo, nunca le atrajo ninguno de los dos campos. Tendría que elegir un camino alternativo hacia la fama. Optó por hacer lo que hasta entonces nadie había conseguido. Se convirtió en el primer surfista en completar un giro de 360º con su tabla de surf. La película Groove/Requiem in the key of Ski de Greg Stump (1990) recoge ese logro.

A finales de 1992, Hamilton y algunos de sus compañeros, como Darrick Doerner y Buzzy Kerbox empezaron a usar botes hinchables para remolcarse en olas que eran demasiado grandes como para cogerlas sólo con la fuerza de sus brazos. La técnica, más tarde sería sustituida por motos acuáticas, supuso una revolución. Había nacido el tow in.

Aunque la comunidad surfista acogió este avance con reacciones enfrentadas -todavía hoy hay voces reacias-, Hamilton explicó que el surf a remolque era la única forma de coger las gigantescas olas, de más de veinte metros, que rompen en Maui. Las imágenes dieron la vuelta al mundo. Había logrado el reconocimiento que tanto ansiaba, aunque pronto comenzaron a surgir los primeros imitadores y por ende los primeros problemas en el agua. «El surf tenía unas reglas no escritas en las que los surfistas veteranos tenían la prioridad y los demás esperaban su turno. Con toda la gloria y las recompensas económicas por coger olas grandes estas reglas se han roto. No es una amenaza pero si una advertencia, el mar tendrá la última palabra».

Un deportista, ante todo

La fama le llevó a separarse de su primera mujer, la brasileña María Hamilton, y caer en los brazos de la modelo y jugadora profesional de voleibol, Gabrielle Reece. En poco tiempo, la carrera de Hamilton comenzó a parecerse más a la de Reece. En 1996, la revista People le eligió entre las cincuenta personas más bellas del mundo.

A finales de los noventa Hamilton, al tiempo que obtenía más atención, se había convertido en un deportista acuático polivalente. En una demostración de su habilidad en el agua, en 1999 se embarcó en su tabla de windsurf recorriendo la distancia que separa las islas hawaianas de Oahu y Kauai, de unas cincuenta millas, que recorrió en sólo cinco horas. Luego hizo el camino de regreso también con su tabla. A Hamilton se le reconoce el invento de de la tabla con hidroaleta o foilboard.

A pesar de todo, el 17 de agosto de 2000 se considera el momento cumbre de su carrera deportiva al surfear en Tahití una ola que acabó siendo portada de la revista de surf más prestigiosa del mundo, Surfer, bajo un pie de foto explícito a más no poder: "Oh my god..." . De haber perdido el equilibrio podría haber muerto.

Por no hablar de su último desafío. Acaba de reinventar el Stand up paddle (de pie sobre una tabla de surf ayudado con un remo) que era el deporte de los primeros pobladores en Hawaii. Así se le pudo ver el año pasado en Orrua, un rompiente en el que nunca había surfeado, pero que afrontó sin problemas con olas por encima de los tres metros. Para más inri, entró al agua sin traje de neopreno

El mismo Laird lo practica en condiciones extremas. Ha realizado una hazaña en stand up paddle este invierno: la travesía de Hawai de norte a sur. También ha cruzado el Canal de La Mancha. Ha reconocido él mismo que ha resultado extremadamente difícil a pesar de su constitución fuera de lo normal, ha necesitado mucho tiempo para recuperarse.

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